sábado, abril 17

Samuel Cavero Galimidi









El Mar: Sueño de piedra


          A  Antonio Machado y Octavio Paz, desde el eterno silencio cómplice


I
Soy
el dado,
palabras y olas
mansamente
batiendo.
Soy los
 sueños de sal y arena soñándome Ramsés,
la
 niebla, los ojos ambarinos.
Tu olor -MUJER- es mi mar
y mi cuerpo, tu barca, Nefertitis.
Ambos somos agua de Amor.
Nuestros sueños más distantes nunca acaban.
Tú eres mi
crucero, mifragata, mi corbeta,
mi barca de amor, mi chalana, mi galeón.
Soy el mar sin nubes preñadas,
un elefante enfermo.

II
Soy
el canto de
un niño perdido
vagando
por mi muelles, la Itaca de Lord Carnarvon,
oyendo el lamento
 del eterno valle
en las noches de cerrazón.
Soy el
 otro mundo,
horizonte verde-azul,
crestas y concavidades,
campo de espumantes olas,
bajo el cielo siempre cargado.

III
Duerme,
descansa
tus músculos.
Antes, dame tu agua,
estoy con sed de inmortal.
Duerme parada
 como yo duermo.
Anda ve, duerme el dulce sueño de la muerte.

IV
¡Ey!
¿Te conozco?
Me dirás cuando
despiertes, oh…diosa.
Claro que me conoces.
Soy el que oculta tus secretos,
lo que el sol corroe bajo mis
 vendas,
careando tu hermosa vagina y tus nalgas.
Sí, soy el mar: el mar, el mar, sueño de piedra,
la misma sal en tus ojos líquidos, sexo, camino   sin fin.


V

Akenatón, ¿con cuál de tus hijas me quedo?
¿Con el cielo o con el mar?
Los dos son necesarios, vitales.
El cielo me da paz, recogimiento,
me ilusiona, me sacia, me levita,
me alegra, me mistifica.
Me brinda un sol caliente, ¡hermoso fuego!,
se mete en mi piel con todos los grados
 del mundo.
Me da una luna bella, romántica, erótica.
que humedece en lágrimas contemplar,
y siguiendo a la luna sigo los pasos
 del amor.
Me da estrellas rutilantes luminosas, mis confidentes.
Me da nubes, aunque no lluvias a chaparrones.
Cómo me encanta la lluvia si estoy con Flor de loto,
no guarecido en una casa deshabitada,
con sus besos me tiene suspendida el alma,
hecho un arrepentido faraón enamorado.

VI
El mar me trastorna, me subleva y vuelve      libidinoso.
Las olas, aguas bravas, me mueven todo,
me embriagan y adormecen mis ojos.
El mar me da fantasías y nostalgias de Nilo,
inspira al poeta y al cantautor,
me cuece los ojos, me vuelve isleño.
El bramar de las olas y su estrellarse bravío en las rocas
me electriza,
mis poros se alborotan y se abren a él.
El mar me agita cuando los barcos se van sin mí.
¡Me quito las vendas!
Su fondo tiene colosal altura,
está muy por encima de todo…¿Y yo?
Me quedo con el cielo y  el mar. 
Son dos mitades,
son mi corazón, mi vida, mi alma.
Los dos tienen que reír y llorar conmigo
en el dilema del vuelo entre dos amores.

(c) Samuel Cavero Galimidi

Lima

Perú
imagen:


Alfredo Volpi




Vista de Itanhaém com Mar ao Fundo, Mediados / Finales década 1940
[Vista de Itanhaém con mar al fondo]
Témpera sobre tela
45 x 76,5 cm
Colección Domingos Giobbi, São Paulo

 (de la muestra de Alfredo Volpi en el Malba)

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