miércoles, enero 25

Lina Zerón

















































































LETANÍA


Benditas las mujeres que protegen el fruto de su vientre
y ostentan la parábola de su belleza bajo un delantal,
aquellas que lavan su rostro con el manto de la rutina
y se atreven a alzar la voz, aunque sólo se tenga la voz.
Benditas las mujeres que arrastran el estigma de impuras
regando su futuro con lágrimas de ausencias
aquellas que encuentran purificación
en el agua de cualquier río
y tejen amores dispersos en el manar del tiempo.
Benditas las mujeres que se enamoran,
las hechiceras de la noche,
las que comparten el fuego de las bodas del cuerpo
en la consagración de la piel.
Benditas las que gritan lo que el corazón profesa
las que escuchan y las que defienden su palabra
las que ocultar deben sus pasiones verdaderas
sobreviviendo como agua estancada y triste.
Benditas las que abrasan su nido vacío
y reviven cada noche el éxodo desde su origen.
Benditas las que son tormenta y ríos sin cauce,
a las que llaman locas, revoltosas, liberadas, feministas,
pero encaminan al viento con una mirada.
Benditas las hembras con fracturas y con fragmentos.
Benditas Nosotras, matriz del universo.

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NADA


Nada es sin ti,
nada en la nada
mi nada perdida naufraga
sin ti.
La ola nada sobre nada
sin ti sola la ola nada.

(c) Lina Zerón

México

Lina Zerón
(México, 1959). Poeta, (13 libros). Narradora, (4 novelas y 1 de cuentos). Periodista y promotora cultural. Directora de Linajes Editores. Poemas traducidos a 12 idiomas. Aparece en más de 80 antologías, revistas y periódicos en el mundo. Entre los reconocimientos: Trofeo y Reconocimiento por parte del Parlamento Andino. Distinción otorgada por primera vez a un extranjero Perú, 2009. Doctora Honoris Causa por la Universidad de Tumbes Perú, 2007. Mujer del año 2002 en el Estado de México por su trayectoria poética.




imagen: collage intervenido digitalmente (c) Araceli Otamendi

domingo, enero 22

Libro: Hojas de diario - Flavia Cosma








































foto: Flavia Cosma






































Hojas de diario
Flavia Cosma
Traductor Manuel Serrano Pérez
Revisión de textos Luis Raúl Calvo y Floriana Beneditto
Ediciones Maribelina, editora de la Casa del Poeta Peruano (Lima, Perú)

(Buenos Aires)

Flavia Cosma, escritora de origen rumano y radicada en Canadá desde hace muchos años, presentó en el mes de noviembre pasado, en Buenos Aires, el libro de poemas Hojas de diario. Una de las presentaciones del libro se hizo en la Embajada de Rumania, en el marco de la celebración del Día Nacional de ese país.
Hubo otras presentaciones y lecturas del libro, también, como en el Café Burlesque.

Según palabras del poeta Luis Raúl Calvo quien ha traducido otros libros de Flavia Cosma, "... Hojas de diario, es un acontecer de situaciones vividas y sentidas traídas a la memoria por la evocación poética de la autora.
Desde el comienzo de la obra aparece instalada la temática del dolor, del desarraigo, junto
a la aparición de personajes como el forastero a quien se lo emparenta con la de un ángel caído.
La visión del forastero nos retrotrae a la imagen del extranjero, aquel visitante que llega por pocos días a una ciudad, a un pueblo y luego se marcha raudamente
....".


Así dice en el poema 1:





"...¿Quién es el forastero
con la frente de piedra?
¿Qué signo nuevo
le recubre el semblante
de ángel caído
y, como una máscara, la sonrisa?
¿Qué cuestiones le preocupan
mientras duermo
un sueño pesado,
prolongado...?

También el recuerdo de la casa de los abuelos, el hábitat de la infancia, el regreso a un momento de la vida donde nos sentíamos más protegidos es tema de sus versos:

"...Bebo inmóvil la savia demorada
de una vez, con todo mi ser,
tal como lo hacía
en el lecho duro de los abuelos
cuando el aroma azucarado
del heno sin fermentar
me fortalecía...".

La ciudad, uno de los temas, tal vez una ciudad que se liga con el pasado, es protagonista de la poesía de Flavia Cosma, como en el poema 34. No se trata en este caso, de una ciudad amable sino inquietante:

"En la ciudad amorfa,
ennegrecida por crímenes y pasiones,
goteando sudor en olas
sobre el empredrado,
tres generaciones se arrullan
con un cántico acerca del mar Egeo;
en un sueño verde,
con los pies descalzos,
sentados a orillas del agua,
sobre los labios de la historia ellos contemplan
el tiempo que pasa...".

Y en otro poema, con un clima onírico, "la ciudad plena de sueños se sumerge en la luz":

"...Permanezco al azar,
alma sin rumbo,
como el juego de las aguas profundas en la noche.
Fantasmas amargados y famélicos
pelean entre ellos, se dan muerte,
mientras, en el horizonte en calma,
la ciudad plena de sueños se sumerge en la luz".

La poeta expresa su decepción por este mundo terrenal, y como en el poema 13, la búsqueda
de un estado donde el espíritu se mantenga incontaminado:

"...Es más prudente
mantener los ojos cerrados
para que no te contaminen el espíritu
las salpicaduras sucias de la lluvia,
la arena, el polvo revuelto por el viento,
que no te mancillen tus coronas de flores,
y que tus grandes ojos de estrellas fugaces
no conozcan las lágrimas
de sangre y de lodo".


A pesar del desencanto que Flavia Cosma expresa en varios de sus poemas por este mundo
terrenal, hay en otros una esperanza de volver a creer, de recurrir a Dios para que nos redima
de la vida terrestre:

"...Jesús, crucificado
en el madero,
con ansiedad nos besa
y aguarda...".

La poesía de Flavia Cosma en el libro Hojas de diario es profunda, con imágenes de una gran fuerza expresiva.

nota relacionada:
http://revistaarchivosdelsur.blogspot.com/2011/11/celebracion-del-dia-nacional-de-rumania.html




Acerca de la autora:





Flavia Cosma es una poeta canadiense de origen rumano, escritora y traductora, ganadora de varios premios. Se graduó en Ingeniería Eléctrica en el Instituto Politécnico de Bucharest. También ha ganado premios como productora independiente de documentales para televisión, como directora y guionista.
Publicó diecinueve libros de poesía, una novela, un diario de viaje y cuatro libros para niños. Su trabajo forma parte de varias antologías en diversos países e idiomas. Su libro 47 Poems (Texas Tech University Press) recibió el Premio ALTA Richard Wilbur Poetry in Translation.
Fue nominada para el premio The Pushcart tres veces por fragmentos de su colección de poemas Leaves of a Diary (2006), The Season of Love (2008) y Thus Spoke the Sea (2008).
Recibió el tercer premio en la competencia John Dryden Translation de 2007 por la co-traducción In The Arms of The Father, poemas propios (British Comparative Literature Association & British Literary Translation Centre). Los poemas Songs at the Aegean Sea fueron finalistas en el Canadian Aid Literary Award Contest en diciembre de 2007. Su traducción al rumano de Burning Poems de George Elliott Clarke fue publicada en Rumania en 2006. Su traducción al rumano de Nada por aquí, nada por allá, de Luis Raúl Calvo fue publicada en Rumania en 2009. Su traducción al ingles de
A Settlement of Words de Ioan Tepelea fue publicada en Estados Unidos en 2009. Su traducción al inglés de Profane Uncertainties, de Luis Raúl Calvo fue publicada en Estados Unidos en 2010. Su traducción al rumano de La Portile Raiulu, de Gloria Mindock fue publicada en Rumania en 2010.
Los poemas Danza, No hables, Resurrección y No se es un tigre… fueron finalistas en el 6° Certamen Internacional de Poesía “La lectora impaciente”.
Editorial Dunken publicó su libro Pluma de Ángeles en diciembre de 2008.
Flavia Cosma fue ganadora del Premio de Excelencia por su contribución a enriquecer y promover la cultura rumana en el espacio europeo y en el mundo” en la XXIX Edición del Festival Lucian Blaga, Alba-Sebes, Rumania 2009.
Flavia Cosma fue condecorada como “Miembro de Honor, con Medalla de Oro por ser una de las intelectuales y poeta que, en el ámbito internacional ha mostrado indesmayable labor de promoción cultural y docente” en la III Edición del Festival Internacional de Poetas , CADELPO, Peru 2010.
Puede obtenerse más información acerca de Flavia Cosma en el sitio




http://www.flaviacosma.com/





http://revistaarchivosdelsurpoetas.blogspot.com/2011/10/flavia-cosma-poemas.html

miércoles, enero 18

Victorio V. Suárez







































foto: Victorio V. Suárez








ESPÍRITUS


La soledad inflamó
el óxido de la tarde
y cremó los poros del aire.
Los espíritus luminosos
quebraron su matriz fantasmal
y revelaron la palabra caída en sus venas.
No volvieron a rehacer sus besos
porque decidieron
las honduras del silencio.


VIGILIA

No se pueden conocer los rastros
de las manos en el agua,
tampoco la lividez del vacío
cuando apenas queda
un soplo intencional
en la robustez perpendicular
de la tarde.
Presencias aclimatadas
cada fin de semana,
resplandor de ansiedades
y luego la vigilia.
Las miradas se entrecruzan
ignorando lo que queda
a un costado de la vida.


(Poemas del libro Oficio del caminante)



(c) Victorio V. Suárez


Asunción




Paraguay


Acerca del autor:


Victorio V. Suárez nació en Asunción (1952). Poeta, ensayista y periodista. Forma parte de la llamada “Generación del 80”. Egresó de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción, en la rama de Historia. Sus poemas y artículos aparecieron desde 1970 en los suplementos culturales de “La Tribuna” y “ABC color”. Publicó en todas las ediciones colectivas del “Taller de Poesía Manuel Ortiz Guerrero: “Y ahora la palabra” (1977), “Poesía Taller (1982), “Poesía Itinerante” (1984). En el año 1985 ofreció su poemario: “Los fuegos del alba”, Ediciones Taller. En el 2001 publicó la primera edición de “Literatura paraguaya (1900-2000). Expresiones de los máximos representantes” (Editorial Servilibro). OTRAS PUBLICACIONES: Proceso de la literatura Paraguaya. Versión ampliada y corregida de 634 páginas, Fondos Concursables (2011); “Pasiones, Lugares y nostalgias” (Fondec-Editorial Arandurâ, 2010)“Oficio del caminante” (Finalista en el Premio Nacional de Literatura de Paraguay (2011), fue publicado por Arandurâ, 2010); “El cristal y la rosa” (Poemario, 2008. Editorial Servilibro); “La niña de sepia” (relatos, 2007. Editorial Arandurâ); “Proceso de la literatura paraguaya” (Ensayo, 2006. Criterio Ediciones); “Cristal Interior (Bardo Thodol)” (Poemario 2005. Editorial Arandurâ).

Entre algunas publicaciones colectivas colaboró en “La década del 40”, obra de investigación colectiva de la Facultad de Filosofía (UNA), publicado por Criterio Ediciones. Desde marzo de 1994 a 1998, dirigió el Suplemento Cultural de Noticias El Diario, donde también escribió como columnista de temas políticos.
Como promotor cultural y periodista recorrió en cuatro oportunidades el continente europeo, destacándose plenamente por su labor profesional.
Se desempeñó como profesor universitario en la Facultad de Filosofía en la carrera de Letras. También forma parte de la “Dirección de Investigaciones” de la misma institución universitaria. Es fundador y director de la revista “Arte y Cultura”. Dirige el Taller de Literatura de la Universidad Iberoamericana (Asunción-Paraguay). Como promotor cultural recorrió en varias oportunidades el continente europeo y ofreció clases magistrales sobre literatura y cultura paraguaya e hispanoamericana en seis universidades de Taiwán.

Libro: Oficio del caminante - Victorio V. Suárez





































foto: Victorio V. Suárez






(Buenos Aires)







Victorio V. Suárez (Asunción, 1952) es poeta, ensayista, periodista, catedrático, director y fundador de la revista Arte y Cultura.


Su libro de poemas Oficio de caminante ha sido prologado por Silvia Prida y por José Vicente Peiró Barco.


A continuación se publican los prólogos y algunos poemas del libro:




BREVEDAD CONCENTRADA Y EVOLUCIÓN ESTILÍSTICA


El título de una obra literaria es siempre un inductor de lectura, y “Oficio del caminante” define la actitud esencial del yo o hablante lírico de este nuevo poemario de Victorio Suárez.
El sustantivo “oficio” puede interpretarse en su doble acepción: como ocupación habitual o función que alguien desempeña o como rezo diario del sacerdote en la función religiosa, lo que le daría al conjunto de poemas y a la actividad de crearlos, condición de sagrados.
Pero se trata aquí de un oficio de caminante, y por ello a su vez, el libro se sitúa en la tradición occidental y cristiana que desde la “Divina Comedia”, pasando por las “Coplas” de Manrique y más cerca nuestro la poesía de Antonio Machado, concibe la existencia humana como un viaje, que nos lleva a distintos lugares según la cosmovisión de cada poeta.
En uno de los poemas del libro, titulado “Almas”, hay una recreación de la imagen manriqueña de los ríos, en la tercera copla por la muerte de su padre:

“Todo va llegando al mar

Para morir…”

pero la visión del mundo y la vida del más allá que se desprende de sus obras difieren en ambos autores sustancialmente:

“se tuerce la impotencia

de un espacio sin luz” .

Porque el sentimiento que predomina en el conjunto de poemas de Suárez es el desencanto por el tiempo que pasa sin dejarnos nada ni ofrecernos nada después de la muerte, mientras que en el pensamiento de Manrique existe la fe en la vida eterna y la seguridad del premio o el castigo.
La cosmovisión que se desprende de los textos en “Oficio del caminante”, se acerca más a la visión del mundo de la poesía machadiana:

“Caminante son tus huellas

El camino y nada más.

…………………………

Caminante, no hay camino

Sino estelas en la mar” .

Los famosos versos de Machado hablan de lo efímero de la existencia humana y del mínimo rastro que esa existencia deja en el mundo. Los de Suárez encierran un nihilismo extremo en el tono general del libro y en especial en versos como los del poema “Vigilia”, ya que hay seres que entrecruzan sus miradas sin verse:

“ignorando lo que queda

a un costado de la vida” ”

Se habla de la imposibilidad del encuentro con el otro, y de no poder conservar siquiera una imagen vívida de nuestra propia existencia, de todo lo que fue nuestra vida. Estos gestos vacíos suman su sentido a la imagen titular del caminante, que define al yo lírico como alguien que no descansa, que no tiene morada donde llegar, y por tanto su vida es un viaje permanente, sin descanso, cuyo único final es la muerte.
Otros versos del poema “Vigilia” pueden enlazarse una vez más con los de Machado:

“No se pueden conocer los rastros

de las manos en el agua…”

Se transmite una vez más la imposibilidad de perdurar o dejar rastros, pero como el agua es además símbolo del inconsciente, esos dos versos pueden sugerir también la imposibilidad de bucear en nuestro mundo interior, de acceder al conocimiento de nosotros mismos.
En estos textos todo muere o conduce a la muerte y en los títulos de varios poemas del libro la muerte está presente. Se percibe una sensación de cansancio, de agotamiento, de hombres que se mueven sin rumbo en un paisaje gris, con hospitales, baldíos y desechos: ni el mundo de la naturaleza, que fue refugio para los románticos, ni el placer del sexo exaltado por algunos modernistas, pueden colmar la sed o calmar la ansiedad del caminante.
Hay seres encerrados entre cubos ahumados, que no dejan pasar la luz, metáfora de las construcciones de las grandes ciudades, donde millones de hombres trabajan como autómatas en prisiones de vidrio, sólo para sobrevivir.

”Todo está herrumbrado” dice el yo lírico en el poema

“Visiones”.

Es cierto que a momentos, el encuentro erótico del que se habla en varios poemas, parece dar una tregua al dolor y a la soledad, pero las almas se muestran entonces como desconectadas de los cuerpos, no se entabla una comunicación plena.
Las imágenes más logradas son imágenes que expresan nostalgia de cosas perdidas, o que tienen una belleza amenazante:

“Un siniestro tulipán exhala su perfume

En el azul templado del aire…”

“Los días vacíos

no tienen tiempo de borrarse”

Un excelente ejemplo de lo que nos da el encuentro de la pareja humana aparece en el poema “Presagios”, en donde lo erótico no se limita simplemente al placer, pero el sentimiento es demasiado frágil:

“La afable ternura se desvanece

como una lágrima gigante…”

Y en el poema “Peregrino”:

“las piedras taponan la garganta

magullando las almas divididas…”

En “Matiz”, el hablante lírico afirma:

“Todo está listo

el último concierto

ha comenzado”

Hay en el libro y en especial en estos versos, una conciencia del acabamiento, de una vida ya vivida, que no tiene esperanzas ni expectativas.
El poema “Construir” se caracteriza por una brevedad concentrada que muestra una evolución estilística en la obra de Suárez, ya que en sus libros anteriores predominaban los poemas largos. El título funciona casi como un oxímoron con respecto al significado de los versos:

“Apretar la voz hasta el silencio

ver de qué manera se apaga

el cuerpo y la historia.

Hundir el clavo ardiente

en el centro mismo del corazón

y construir la calzada

hacia lo ignoto”.

La poética del desencanto se profundiza en este texto, la voz busca el no decir, para que el yo lírico sea un espectador silencioso de su propio dolor, y marca el punto culminante de la negación. Como en el final de la primera parte del “Martín Fierro” de Hernández, el cantor rompe su guitarra porque renuncia a la comunicación con los otros, el hablante atenúa su voz hasta el silencio.

Pero hay más; hemos transcripto completo el breve poema que condensa, creemos, el significado total del libro, y también sugiere algo nuevo: hay una intención
de autodestrucción, de regodeo en el sufrir, “de hundir el clavo ardiente…”, como manera de dar el salto hacia lo que está más allá de los límites de la vida humana, pero que no se sabe qué es y a su vez, es lo único que queda por afrontar. Es como si el yo construyera su propia muerte en un solo gesto.

Si bien el sinsentido y la angustia existenciales son temas obsesivos del libro, “Oficio del caminante” no se agota en ellos. El yo lírico trasciende su circunstancia individual y en la sección del libro titulada “Límite” su mirada se vuelca hacia el mundo exterior y los horrores
de las grandes ciudades que en la primera década del siglo XXI no han resuelto problemas como de la miseria y la marginalidad de una gran parte de sus habitantes.
Podemos decir que textos como “Letrina”, “Purgatorio” y varios que les siguen, implican una clara denuncia de la injusticia social que reina aún en el mundo.
La última sección de textos, titulada “Voz”, presenta en el poema “Caverna” el tema de la búsqueda metafísica de la verdad; hay en otros alguna alusión a temas mitológicos y autores antiguos que revelan la formación filosófica del autor, pero esos nuevos elementos de la serie final no encierran un cambio en los ejes que vertebran la totalidad de la obra, ni dejan entrever una cosmovisión más esperanzada.

El poema “Muerte” dice que: “no valen la pena el recuerdo ni el olvido” y los versos de “Sombras” presentan una de las imágenes más terribles y hermosas del libro, para mostrar
el destino implacable del hombre:

“El ojo de la muerte es una gota de agua

que cae tozudamente pronosticando la noche”.


Silvia Prida

Montevideo, 19/ 7 / 10



SENCILLEZ FORMAL PROVISTA DE UN VOCABULARIO PRECISO


No es necesario presentar a Victorio Suárez. Su consolidada trayectoria literaria, unida a la de crítico e impulsor de la revista Arte y Cultura, no precisa de muchos comentarios laudatorios. Desde aquellos tiempos en que dirigía el magnífico suplemento literario del diario Noticias, no ha dejado de figurar en el primer plano de las letras paraguayas. Ya en su primer trabajo publicado, Los fuegos del alba (1985), no dejó de deleitarnos con un oficio literario ejemplar y un conocimiento profundo del lenguaje poético, que como alguien dijo, “es un oficio más viejo que el oficio más viejo del mundo”.
Su nuevo trabajo lírico, Oficio del caminante, es un diálogo entre los sentimientos humanos y un entorno, casi siempre de la naturaleza. Ese diálogo suele traslucirse en indagación espiritual, dibujo de efectos interiores. Bajo una aparente frialdad y una sencillez formal provista de un vocabulario preciso, Suárez nos transporta al impacto físico y moral de las situaciones. La oscuridad o el silencio tienen una explicación conceptual si se le aplica la razón sin perder la emotividad.
Si algo cabe decir sobre la poesía de Victorio Suárez es su afán por el riesgo. En ocasiones, hemos hallado en sus poemarios un fuerte rasgo de opacidad expresiva, donde ha sido necesario el esfuerzo del lector para su comprensión. La irracionalidad ha presidido su concepto creador, hasta el punto de generar un compendio de metáforas próximas al surrealismo y, en ocasiones, al absurdo, para mostrar las interioridades del universoimperceptible. Pero Oficio del caminante es un giro consciente en su trayectoria lírica. La expresión y la extensión se han simplificado. La metáfora, aun sin perder el riesgo, ha ganado en limpieza y en profundidad.
Nuestro autor ya no se conforma con esbozar su pensamiento: pretende comunicarse con el lector y establecer un diálogo fluido entre la palabra y su pensamiento.
De esta forma, nos transmite un desasosiego vital que es preocupación permanente en su poesía. Un vacío existencial movido por la banalidad de nuestra vida.
Versos como “Nadie intentó mirarse / después de colgar sus sueños / en el duro silencio de las estatuas” revelan la carencia de ilusiones provocada por la despersonalización.
Somos carne, pero ¿somos espíritu? Incluso el erotismo plantea dilemas de incertidumbre.

Las tres partes del poemario sugieren su contenido:

“Presagios”, “Límite” y “Voz”. Lo mágico, lo tangible y la expresión. Pero, como expresa en “Interrogantes”, ¿por qué se agitan las voces en el viento? Si el lector desea saberlo, debe aprender el oficio del caminante después de leer y entender este poemario donde Victorio Suárez se muestra feliz entre las palabras.


José Vicente Peiró Barco

Valencia, España. 5 de julio 2010






CONFIGURACIÓN




ENVOLTURA


Restauró su simplicidad de arena

y trató de entender los presagios

que anunciaron la vigilia.

Había inflamado los poros de la carne

pero las moléculas de existencia

resguardaron sus plataformas.

Latidos de furia voltearon el aire,

las estatuas cortaron su envoltura

hasta llenar de talco la mañana.

Las crónicas registraron el incendio

y en las calles arriadas de almas prisioneras

ninguno volvió a caminar como debía.




VIGILIA


No se pueden conocer los rastros

de las manos en el agua,

tampoco la lividez del vacío

cuando apenas queda

un soplo intencional

en la robustez perpendicular

de la tarde.

Presencias aclimatadas

cada fin de semana,

resplandor de ansiedades

y luego la vigilia.

Las miradas se entrecruzan

ignorando lo que queda

a un costado de la vida.




PORTEZUELAS


Las jornadas filtran sensaciones

que golpean las portezuelas.

Se ahogan los fogones

y el poniente no serena el alma.

Ya nadie responde.

La soledad llena los sitios

de inexorable vejez en los espejos.





AGUAS


Una apacible conjetura

arrugó su orgasmo negligente

en la clandestina humedad

de regresiones impenitentes.

Colmó el abandono

y fue espinoso rescatar

las fantasías que cayeron

de bruces en el alba.

Enladrillaron los orificios

de aquellas que desgajaron

los cauces de la memoria

y el silencio reabrió su espectro

en el vacío de las aguas.




CONFIGURACIÓN


La embriaguez del sueño

perfora el corazón

y una configuración de almas

desabrocha su rebaño de signos caídos.

El jugo vaginal

no alivianó el deseo en los recodos

entristecidos del silencio.



CUBOS


Las articulaciones dolorosas

sellaron sus réplicas de manos

y el ser se vuelve polvo

en los cubos ahumados

que jamás podrán romperse

para dar paso a la luz.



Semblanza de Victorio V. Suárez


Nació en Asunción (1952). Poeta, ensayista y periodista. Forma parte de la llamada “Generación del 80”. Egresó de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Asunción, en la rama de Historia. Sus poemas y artículos aparecieron desde 1970 en los suplementos culturales de “La Tribuna” y “ABC color”. Publicó en todas las ediciones colectivas del “Taller de Poesía Manuel Ortiz Guerrero: “Y ahora la palabra” (1977), “Poesía Taller (1982), “Poesía Itinerante” (1984). En el año 1985 ofreció su poemario: “Los fuegos del alba”, Ediciones Taller. En el 2001 publicó la primera edición de “Literatura paraguaya (1900-2000). Expresiones de los máximos representantes” (Editorial Servilibro). OTRAS PUBLICACIONES: Proceso de la literatura Paraguaya. Versión ampliada y corregida de 634 páginas, Fondos Concursables (2011); “Pasiones, Lugares y nostalgias” (Fondec-Editorial Arandurâ, 2010)“Oficio del caminante” (Finalista en el Premio Nacional de Literatura de Paraguay (2011), fue publicado por Arandurâ, 2010); “El cristal y la rosa” (Poemario, 2008. Editorial Servilibro); “La niña de sepia” (relatos, 2007. Editorial Arandurâ); “Proceso de la literatura paraguaya” (Ensayo, 2006. Criterio Ediciones); “Cristal Interior (Bardo Thodol)” (Poemario 2005. Editorial Arandurâ).

Entre algunas publicaciones colectivas colaboró en “La década del 40”, obra de investigación colectiva de la Facultad de Filosofía (UNA), publicado por Criterio Ediciones. Desde marzo de 1994 a 1998, dirigió el Suplemento Cultural de Noticias El Diario, donde también escribió como columnista de temas políticos.
Como promotor cultural y periodista recorrió en cuatro oportunidades el continente europeo, destacándose plenamente por su labor profesional.
Se desempeñó como profesor universitario en la Facultad de Filosofía en la carrera de Letras. También forma parte de la “Dirección de Investigaciones” de la misma institución universitaria. Es fundador y director de la revista “Arte y Cultura”. Dirige el Taller de Literatura de la Universidad Iberoamericana (Asunción-Paraguay). Como promotor cultural recorrió en varias oportunidades el continente europeo y ofreció clases magistrales sobre literatura y cultura paraguaya e hispanoamericana en seis universidades de Taiwán.

miércoles, enero 11

Mónica López Bordón




Mónica López Bordón









Poemas del libro La brevedad del silencio (traducido al italiano)

¿Serás, amor, un largo adiós que no se acaba?

Se asoma a los labios la voz que te nombra

desde nadie.

¿Serás, amor,

un largo adiós que no se acaba?

Me pregunto, te pregunto

Íntima

desde el otro lado de la muerte.


Llegas palpitando con tu carne de viento.

¿Adónde ir?

¿De dónde sale esa mirada

alta marea

sin lógica aritmética

pero con todos sus aromas?


Sostiene la mano tus pasos distraídos,

iris de piel nocturna

en anónimo diálogo de nostalgia.


Te pondría distancia y olvido.


Juega mi corazón con el misterio del verbo

que se desnuda, amor, tan lejano en tu adiós.



Sea la luz


















Es la palabra el amanecer con tanta ternura prendida

a la tierra húmeda, a veces impasible y siempre bella,

como cuando tiemblan los cuerpos enredados,

tendidos en la madrugada.


Hoy, en la vida de ojos abiertos

no hay lugar para contar las ausencias.


Me dejo caer

y la memoria queda en un olvido extraño,

vuelo de pájaro cantando sin horas

el eco del mundo clamando que ama existir

y con eso le basta.

Nada importa,

ni lo perdido, ni lo pasado.

Acaricio lo que amo.


(c) Mónica López Bordón


























Madrid


























España
















Acerca de la autora:

Mónica López Bordón
Nace en Las Palmas de Gran Canaria en 1976. Fue creciendo en Toral de los Vados (El Bierzo). Vive en Alcalá de Henares (Madrid),  España.
Escritora y Periodista. Licenciada en Ciencias de la Información y Licenciada en Teoría de la Literatura. Es CEO de Vitalia Alcalá de Henares (Centro de Día Expertos en Mayores) y columnista del semanario alcalaíno Puerta de Madrid.
Premio Internacional de Poesía “Simón Bolívar” (Italia) 2010;  Premio Sarmiento de Poesía 2010; Premio Érato de Poesía  2010; Premio de Poesía Ángel Miguel Pozanco 2009; Premio de Poesía Hernán Esquío 2006.
Se dedica a la poesía desde 1998.










lunes, enero 9

Alicia Silva Rey






















































































foto: Alicia Silva Rey






La solitudine


El daño que se causa

es enorme

-me dice -y

su comienzo,

de larga data

puede

rastrearse

y nace

la biblioteca,

como una rosa,

apenas corregida,

de la poesía

material.



Una hilandera alza la rueca, lejos

en un tiempo desencadenado

la ve, la iza, deja caer

los hilos desde una altura

que su talla apremia,

se quita una a una -su vestido-

las vendas,

se cubre la figura del cuerpo

con la figura de los hilos cruzados

más allá del principio de superficie.


Se sabe, la urdimbre es una olla

donde los campos de la trama cuecen

-“el amarillo hecho de balda;

el azul con la raíz de azuzki

o palo azul, bajita

y da azul;

el color tierra, de la pata;

del “lloro”del algarrobo, el café;

lo clarito de astillas del quebracho,

blanco;

la mejor tinta viene

del granado”-.


Más allá del principio de superficie,

el volumen del cuerpo de la hilandera,

envuelto y descubierto,

es el imago de una

industria y re-vuelta

textil.


Neuralgias una

bruma estridente,

cóncava,

me estremezco,

más allá del principio de superficie

percepciones al límite,

tejido

ominoso en el que yazgo sola -pero-

días enteros sin raíces sin sangre

una, errante del ser,

nómade que no

puede abandonar su silla.


Se recomienda Tegretol –conmoción

en el paladar, encías

a punto

de licuefacción, trepa

hacia mi cráneo izquierdo

por la nuca –vuela la tapa

de los sesos-

se hunde en la cuenca

obligatoriamente, este dolor

cuya elipsis

sobreviene

a la caída de la tarde,

en un tiempo desencadenado

crepuscularmente

se retira.

El Tegretol, en su modalidad de píldora,

es duro

duro de verdad como un roble

o como un tirante de quebracho.

Si cae bajo las patas de la mesa de la cocina,

una lo halla intacto


varios días después:

barrerlo, suministrárselo

una a sí misma cada seis horas,

el resto de la vida

neuralgia.



Si el colectivero la tuviera,

seguro no podría

ni el que va tras el camión de la basura

y transtorna los residuos urbanos

ni quien vive en la calle

ni el pizzero errante en la calor.

No podría tampoco el vendedor

ni el viajante ni el barrendero.

No la empleada doméstica

o quien trabaja a la par

del ruido de una máquina

ni la que corta tela y cose bajo un ventilador

(nadie que debiera esforzarse en ambientes

muy cálidos podría)

(o ruidosos), quienes cantan los números

en los bingos durante horas,

los delincuentes oportunistas

que algún grado de concentración necesitan,

tampoco.


Más allá del principio de superficie,

la hilandera

tramada

y desasida a la vez,

canta su malla,

dice: imago de ella de mí

distancia aérea (espacial)

donde mi trama tejo,

doy volumen, a ella como una madre

me debo

(el amarillo, balda;

el azul, raíz de azuski),

industrias confluentes de la

revolución futura,

un paso atrás

-dicen las hilanderas-

artes territoriales,

conos de irradiación natural

entre manos

más acá del principio del trabajo,

por fuera del exilio,

del miedo,

como escribir ser fuerte

y que serlo y decirlo

la misma cosa

sean

y lentamente,

- no se mida como ganancia

o pérdida-

ser insertados

en el tiempo de unas imágenes

en las que no desconcierte

persistir.


Crear la encendida calidad del lapacho

que pierde sus fulgores,

los pierde.

Crear aún lo que está contenido en las cosas:

poder, saber, lenguajes, caducidad

del tiempo de las cosas

que dicen: nos encontramos en la llanura

y hay guerra,

yacemos con el rostro en el barro,

hemos caído con los objetos

infectados de luz.

Es el lugar de la fuga, de La Fuga.

Hemos perdido

el control

de lo real,

hemos

caducado,

somos

definitivos

sobre este puente de madera

que cuelga entre el vacío

de las palabras

y el de la

oscuridad.


Para leerme

fuera, contra de mí,

tejo

la economía de

los hilos perdidos.


(c)Alicia Silva Rey











Quilmes












Provincia de Buenos Aires




















De: La solitudine. Buenos Aires, Editorial CILC (Casi incendio la casa), 2009.

Acerca de la autora:

Alicia Silva Rey nació en Quilmes, provincia de Buenos Aires, en 1950.

Es docente de enseñanza primaria (maestra y bibliotecaria escolar).

Escribió: La mujercita del espejo (1985); Fragmento de correspondencias (1996-2003); Partes del campo (1998); (circa) (2004-2007); Orillos (2006).

Publicó La solitudine (Bs. As., CILC, 2009). Colaboró con Gustavo Fontán en el guión de su película La madre (2010). Escribe en del Sur, agenda cultural de Quilmes, que dirige Sonia Otamendi.





imagen: Dowec, (de la muestra Figuración vigente - Agua - Museo de Arte Tigre)