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domingo, abril 18

Alfredo Ariel Carrió de la Vandera





Final Isabel


Un puente o un barco a la medida de esa desesperación.


Si conspiramos contra los alelíes

los vinos son agrios, las  estrellas cortas y el vendaval terrible .

Querida la vida sigue.  Las penas no capitulan

Y la flor que detona en tu frente sigue también.


Final Isabel .

Ojalá  que los reposos no sean soberanos .

Inmóvil un ángel destruye lo construido

y en las ciudades las miradas tienen una manzana escondida en la ingle.

¿Te dije que los globos de luz tienen un pueblo de sospecha

una alcancía sin dignidad que apura a los pobres que se emborrachan

en las mesitas de latas ,con sillas de lata y memoria de lata también?

Final Isabel para no verte más .

Sólo descansan los cansados.

Nuestro viaje  a Ravello pide socorro

mientras el sol  de los ladrones

hamaca sus mandíbulas  sin ganas .


Nuestra historia de años reídos y llorados

reclaman una ráfaga de pájaros hacia el exilio.

Ni los vestigios de un viaje a Mecklemburgo

ni tus gatos milagreros con su torpe mundo sin milagro

te volverán a esa mesita de té para recibir a Gozar

apretando junto a los cantores un tibio stradivarius 

Nada.Final  Isabel .

Te guardé en un pozo del pueblo

con una cruz de carpintero de pueblo

porque arriba el viento tiene los dientes comprimidos

y no perdona que la vida sirva para  masticar espinas sagradas.

Liberé  tus mensajes  en un pozo del pueblo

para que la Aldea proteja tu levita soberana,

ese horizonte que va y vuelve entre las amenazas

de los  del abandono y los abandonados.

No recuerdo tu fecha de hastío

ni el compromiso de relevo a tu genio de arcoiris.

No importa.

Final Isabel

Ahora sos airecito  de los parrales.

Generosa ramita en los platos sin sopa.

Una forma de tormenta implacable

que nos ayude a llegar .

Ojalá que los reposos no sean soberanos .

(c) Alfredo Ariel Carrió de la Vandera

Aldea Brasilera
Provincia de Entre Ríos


imagen: Sandro Chía, 
La mercante di scacchiere, 1976
óleo sobre tela
cm 216x113 cm 216x113
Colección Gunti Brands, Suiza

(de la muestra en la Fundación Proa "La Transvanguardia italiana"

Carlos Arturo Llanos Solís


Yo soy americano


Desde Europa llegó el invasor
y el nombre a mí me cambió,
ya que en su mente introvertida
‘latino’ a mi me llamó.

Yo nací en América
y americano soy.
Ya que mi continente es uno
y no existe división.

Del Polo Norte a la Antártica
América reina imperial.
Y sus costas son bañadas
por sus mares a saber:
El Pacífico en el Oeste,
y en Este están el Caribe
y el Atlántico en su inmensidad.

Culturas hemos tenido
de Norte a Sur y poniente,
y muchas de ellas han sido
de carácter ancestral.








Al Norte primero los Mayas
y los Aztecas a continuar,
dos grandes civilizaciones
de mucha antigüedad.

Los Incas al Sur reinaron
y dejaron su historial:
Machu Pichu, Ollantaytambo,
Quenco, Pisac y Tipón.

Y así recorro la América
de Norte a Sur a buscar,
rezagos de los ‘latinos’
o huellas de su pasar.

 al no encontrar,  ningún
latino historial,  yo ahora te pregunto:
¿Por qué me llamas ‘latino’?
Si yo nací en América,  y con orgullo te digo:
Yo soy Americano”.

(c) Carlos Arturo Llanos Solís

Perú - Sidney - Australia

imagen:






        Figura humana femenina sentada con tatuajes
        o pinturas corporales.
       Cerámica  Condorhuasi 
        Alto: 31 cm
        Museo Arqueológico “Adán Quiroga”, provincia de Catamarca
        (de la muestra Tesoros Precolombinos del Noroeste Argentino)

sábado, abril 17

Samuel Cavero Galimidi









El Mar: Sueño de piedra


          A  Antonio Machado y Octavio Paz, desde el eterno silencio cómplice


I
Soy
el dado,
palabras y olas
mansamente
batiendo.
Soy los
 sueños de sal y arena soñándome Ramsés,
la
 niebla, los ojos ambarinos.
Tu olor -MUJER- es mi mar
y mi cuerpo, tu barca, Nefertitis.
Ambos somos agua de Amor.
Nuestros sueños más distantes nunca acaban.
Tú eres mi
crucero, mifragata, mi corbeta,
mi barca de amor, mi chalana, mi galeón.
Soy el mar sin nubes preñadas,
un elefante enfermo.

II
Soy
el canto de
un niño perdido
vagando
por mi muelles, la Itaca de Lord Carnarvon,
oyendo el lamento
 del eterno valle
en las noches de cerrazón.
Soy el
 otro mundo,
horizonte verde-azul,
crestas y concavidades,
campo de espumantes olas,
bajo el cielo siempre cargado.

III
Duerme,
descansa
tus músculos.
Antes, dame tu agua,
estoy con sed de inmortal.
Duerme parada
 como yo duermo.
Anda ve, duerme el dulce sueño de la muerte.

IV
¡Ey!
¿Te conozco?
Me dirás cuando
despiertes, oh…diosa.
Claro que me conoces.
Soy el que oculta tus secretos,
lo que el sol corroe bajo mis
 vendas,
careando tu hermosa vagina y tus nalgas.
Sí, soy el mar: el mar, el mar, sueño de piedra,
la misma sal en tus ojos líquidos, sexo, camino   sin fin.


V

Akenatón, ¿con cuál de tus hijas me quedo?
¿Con el cielo o con el mar?
Los dos son necesarios, vitales.
El cielo me da paz, recogimiento,
me ilusiona, me sacia, me levita,
me alegra, me mistifica.
Me brinda un sol caliente, ¡hermoso fuego!,
se mete en mi piel con todos los grados
 del mundo.
Me da una luna bella, romántica, erótica.
que humedece en lágrimas contemplar,
y siguiendo a la luna sigo los pasos
 del amor.
Me da estrellas rutilantes luminosas, mis confidentes.
Me da nubes, aunque no lluvias a chaparrones.
Cómo me encanta la lluvia si estoy con Flor de loto,
no guarecido en una casa deshabitada,
con sus besos me tiene suspendida el alma,
hecho un arrepentido faraón enamorado.

VI
El mar me trastorna, me subleva y vuelve      libidinoso.
Las olas, aguas bravas, me mueven todo,
me embriagan y adormecen mis ojos.
El mar me da fantasías y nostalgias de Nilo,
inspira al poeta y al cantautor,
me cuece los ojos, me vuelve isleño.
El bramar de las olas y su estrellarse bravío en las rocas
me electriza,
mis poros se alborotan y se abren a él.
El mar me agita cuando los barcos se van sin mí.
¡Me quito las vendas!
Su fondo tiene colosal altura,
está muy por encima de todo…¿Y yo?
Me quedo con el cielo y  el mar. 
Son dos mitades,
son mi corazón, mi vida, mi alma.
Los dos tienen que reír y llorar conmigo
en el dilema del vuelo entre dos amores.

(c) Samuel Cavero Galimidi

Lima

Perú
imagen:


Alfredo Volpi




Vista de Itanhaém com Mar ao Fundo, Mediados / Finales década 1940
[Vista de Itanhaém con mar al fondo]
Témpera sobre tela
45 x 76,5 cm
Colección Domingos Giobbi, São Paulo

 (de la muestra de Alfredo Volpi en el Malba)

Javier Claure C.





Cenicienta de mi vida
                                             


Quise escribir


las palabras más bellas de mi vida


sin buscar más destino


que dejarse llevar por la tinta


escribir por ejemplo


de la pintura celeste de tu cuarto


de las gaviotas que tragan ausencias


de tus muñecas que sueñan con la luna


de la calidez de tus frases cuando me hablas


en resumidas cuentas:


de ti, cenicienta de mi vida


que día a día inundas mi existencia


con melodías que animan mis sentidos


En esta hora de levante



de oleaje espumoso

que huele a hierba fresca

quiero gastar el tiempo

en tardes en que se toca casi el cielo

en días en que se sabe

que algo bueno ocurre a la Tierra

Por eso quise redactar

una carta que rompiese

el odio entre los pueblos

que inaugurase las leyes

que protegen a los niños

de tal manera que quién la leyese

quedase paralítico por varios días

que llorasen y riesen a la misma vez

como en el circo

cuando habla el payaso triste

Debería nombrar mis pasos

desde el momento

en que corté el cordón umbilical
y me regalaste el tiempo

con el reloj de tu pulso

amasijos del milagro dorado

que en mis quince abriles soñé

cuando tú; eras imaginación tierna y pura

bajo un cielo multicolor

y rituales inocentes

que llegaban a mi puerta

Yo estuve entonces

en la casa de la abuela

cazando mariposas, abejas negras y amarillas

subía al cerro a jugar con las piedras

y en la colina más alta

hacía fuego con tus manos

una gran colilla encendida

que alumbraba la ciudad en agosto

Mi querida ratonita de peluche

eres el verano, la libertad,

la lluvia que cae a las rosas,
a los limoneros y jacarandás

pluma pisada por un colibrí

Eres el aire que entra a mis pulmones

la llave de las paredes de mi corazón

de los pliegues de mi alma

la estrella del camino

contigo nazco nuevamente

a la vida bella y dolorosa

soy militante del universo

mis ojos son fuego

mis pómulos invencibles

cuando me crece la barba

Ayer es hoy día

rujo como trueno enfurecido

para romper la mentira

y zanjar la distancia

de este mundo equivocado

Te quiero tanto

que me duelen los huesos cuando suspiro

duele mi carne con tu carne

mis brazos crujen con los tuyos

en el instante

que tienden la cobarde emboscada

Si tú supieras

de mis cicatrices a flor de piel

de mis fracasos y progresos

si tú supieras

de mis viajes nocturnos

cuando te cubro con un beso

y te llevo en mi alfombra mágica

si tú supieras

que vivo contigo a mi lado

y te saco a pasear con mis pasos

si tú supieras

que los bosques me conversan de ti

y se me llena los oídos con fábulas de amor

Cuando sepas la verdad desdoblada

nos guiñaremos el ojo

como símbolo de triunfo

y en mi regazo me dirás

papá: he guardado acordes

que sonarán en el momento justo y necesario

Hace unos días

te compré un traje de Blanca Nieves

con lentejuelas plateadas

un anillo de corales para que luzcas

un sol de cobre para tu pelo

y quiero pedirte

que me envíes un dibujo

las golondrinas una estrofa

las azucenas puntos, comas, acentos

y con tu voz de muñequita porcelana

cuando los malhechores estén durmiendo

se convertirá este poema

en patrimonio de la humanidad.


(c) Javier Claure C.



Bolivia - Suecia


imagen:


Alfredo Guttero


Georgelina, 1915
Óleo sobre tela
100 x 80
Colección Zurbarán, Buenos Aires
(de la muestra Alfredo Guttero, Un artista moderno en acción, Malba)