(Montevideo)
Marossa di Giorgio
Poeta uruguaya nacida en Salto en 1934. Inició su carrera poética en 1954 con su obra «Poemas». Desde 1978 se radicó en Montevideo. Su ascendencia italiana y vasca la convirtió en una poeta singular, cuya obra respondió siempre a las exigencias de su mundo interior, donde la naturaleza, la magia, la mitología y el misterio, se convirtieron en importantes protagonistas.
El conjunto de su obra, reunida en «Los papeles salvajes», se amplió con dos volúmenes que incluyeron «La liebre de marzo», «Mesa de esmeralda», «La falena», «Membrillo de Lusana» y «Diamelas de Clementina Médici».
Sus poemas y relatos fueron traducidos al inglés, francés, portugués e italiano.
Recibió importantes distinciones entre las que se destacan la Beca Fullbright y el Primer Premio del Festival Internacional de Poesía de Medellín en 2001.
Falleció en el año 2004.
Quizás era por su aspecto. Marosa siempre pareció una mujer exótica. Hoy, cuando se habla tanto acerca de la trasgresión en el arte y la literatura, Marosa era y sigue siendo la eterna trasgresora. Se maquillaba para corroborar esto. Se vestía por lo general con ropas oscuras y se pintaba los labios y las uñas con un color morado, casi negro, lo que le daba un aspecto surrealista. Ella sabía que su aspecto podía resultar extravagante pero también que no se trataba de “una cosa que elija, sino de un aura que, de a ratos, me causa desazón". Alguien la definió como “la luciérnaga transformada en bruja”, pero no por su aspecto, sino por su escritura. Su poesía es por sobre todas las cosas nostálgica y erótica. Durante muchos años, Marosa fue denostada por algunos círculos intelectuales por su escaso compromiso político. En sus trabajos hay, según ella, “una sexualidad salvaje y delicada, realizada y vivida en la escritura apasionadamente. Mi literatura es intensamente femenina: el signo sexual se perfila en toda obra sea del rubro que sea” Escribió los siguientes libros: Poemas, Humo, Druida, Historial de las violetas, Magnolia, La guerra de los huertos, Está en llamas el jardín natal, Clavel y Tenebrario, La liebre de marzo, Mesa de esmeralda, La Falena, Membrillo de Lusana. Alrededor de 1990, estos libros fueron reeditados en Montevideo, Editorial Arca, bajo el título general de Papeles Salvajes. También su obra ha sido editada en Venezuela, Francia, Israel, México y Argentina. Su recital Diadema, que incluye poemas seleccionados de todos sus libros, lo ha realizado en Israel, Europa, Estados Unidos y algunos países sudamericanos. Ha publicado también los libros de relatos eróticos: Misales y Camino de las pedrerías. Un 17 de agosto cuando Marosa Di Giorgio levantó vuelo, como predijo ella, cuando le preguntaron acerca de la muerte: “A ratos me parece que no existe. Me le huiré volando, con un vestido largo, verde, por arriba de las arboledas
Se seleccionaron poemas escritos en diferentes épocas. El formato se mantiene inmutable durante cuatro décadas, el pequeño poema en prosa (aunque niega escribir en prosa) o relato poético. Su primer libro, Poemas, es de 1954, con Papeles Salvajes de 1990 comienza a conocerse y a tener seguidores sobre todo entre la juventud.
POEMA X
Este melón es una rosa este perfuma como una rosa,
adentro debe tener un ángel
con el corazón y la cintura siempre en llamas.
Este es un santo,
Vuelve de oro y de perfume
todo lo que toca;
posee todas las virtudes, ningún defecto,
Yo le rezo,
después lo voy a festejar en un poema.
Ahora, sólo digo lo que él es:
un relámpago,
un perfume,
el hijo varón de las rosas.
(De "Magnolia" 1965)
ANOCHE, VOLVIÓ, OTRA VEZ...
Anoche, volvió, otra vez, La Sombra; aunque ya habían pasado
cien años, bien la reconocimos. Pasó el jardín, violetas,
el dormitorio, la cocina; rodeó las dulceras, los platos blancos
como huesos, las dulceras con olor a rosa.
Tomó al dormitorio, interrumpió el amor, los abrazos; los que
que estaban despiertos, quedaron con los ojos fijos; soñaban,
igual la vieron.
El espejo donde se miró o no se miró, cayó trizado. Parecía
que quería matar a alguno. Pero, salió al jardín. Giraba, cavaba,
en el mismo sitio, como si debajo estuviese enterrado un muerto.
La pobre vaca, que pastaba cerca de la violetas, se enloqueció,
gemía como una mujer o como un lobo. Pero, La Sombra se fue volando,
se fue hacia el sur. Volverá dentro de un siglo.
(De "Los papeles salvajes" 1971)
MI ALMA ES UN VAMPIRO...
Mi alma es un vampiro grueso, granate, aterciopelado. Se
alimenta de muchas especies y de sólo una. Las busca en la
noche, la encuentra, y se la bebe, gota a gota, rubí por rubí.
Mi alma tiene miedo y tiene audacia. Es una muñeca grande,
con rizos, vestido celeste.
Un picaflor le trabaja el sexo.
Ella brama y llora.
Y el pájaro no se
(De "Obra completa " 2005)
Escribir es para ella “todo”. Asegura que “todo lo que percibo de algún modo lo escribo”. No es cosa de querer dedicarse a escribir sino escribir porque se siente que a eso, a sólo eso, se ha venido al mundo”.
tiene sentido para ella son los encuentros internacionales de poesía que “promueven la calidez, la difusión, la intercomunicación y la proximidad con el público”. Contó que en un encuentro que se realizó en Medellín, Colombia, “la gente nos seguía por la calle” La recepción de los lectores le parece importante pero no dejaría de escribir si no tuviera éxito: “escribiría contra viento y marea”.
Otro modo de sobrevivir que tienen los poetas son los premios internacionales de poesía. Importantes ya que “los artistas necesitamos respaldo. Alguna seguridad, alguna vez”. Sin presentarse voluntariamente, Marosa ganó en Francia, en 1983, el premio de la Sociedad Petrarca por su libro La flor de Laura. Y cuando no escribe, recita. “Son cosas diversas y emparentadas. Recitar es también una creación y una recreación. La poesía es escrita para ser recibida y esto puede suceder a través de un recitado. Me interpreto a mí misma con mucho gusto”.
En sus dos últimos libros publicados, Misales (Cal y Canto, 1993) y Camino de las pedrerías (Planeta, 1997) “inscriptos y editados como relatos eróticos”, Marosa incursionó en la prosa poética. En sus trabajos hay, según ella, “una sexualidad salvaje y delicada, realizada y vivida en la escritura apasionadamente. Mi literatura es intensamente femenina: el signo sexual se perfila en toda la obra, sea del rubro que sea”.
Misales (Cal y Canto; 1993)
Roberto Echavarren ´´ Misales, relatos eróticos ; suena a profanación. Con un gesto que inició Rubén Darío y el modernismo, Marosa di Giorgio abre un aura sagrada y a la vez libertina, un amor casto y profano, una convivencia de lo místico y de lo carnal. Vuelve a unir lo que estaba dividido por milenios de dogma. Elabora una mimesis en que participa lo animal, lo humano y lo divino, en diversas combinaciones, un despliegue trabado, rico, que recuerda las Metamorfosis de Ovidio. Más de uno, menos que dos: ésta parece ser la fórmula del funcionamiento autónomo de las pulsiones en Marosa di Giorgio. Huerto cerrado que abarca el universo, el cuerpo en Misales se excita de una zona a otra, de una región a otra.´´
Ana Inés Larre Borges
" La perturbadora sensualidad que define toda su creación se transforma en estos relatos en franco erotismo. Cada cuento, cada ´´misa´´ explora, con inocencia y perversidad, misteriosos y diversos modos de lo erótico. La tensa calidad de su escritura y la radical originalidad de su fantasía ubican estos relatos en la mejor tradición del género: la de lo exquisito sacrílego.´´
Enrique Foffani, La Nación
"La originalidad de la voz de Marosa di Giorgio se explica, entre otras razones, porque socava de un modo salvaje la cosificación del mundo, y por otro, entabla una crítica acerba contra los imperativos de la sociedad fundada en tabúes y prohibiciones.´´
Si nos atenemos, en forma rigurosa, al concepto de Misal, comprobaremos que el libro de Marosa di Giorgio no coincide con el tipo textual expuesto, por lo que su título sería llamativo y trasgresor, en relación a su temática.
En el libro Misales la autora juega con estos dos conceptos de manera alternada, donde el espacio simbólico elegido y nominado existe en relación al culto católico (Misa de Pascua, El Alhelí de la misa, Hortensias en la misa, Misal de la novia, Misal del cura, Misal del novio, Insectos en la misa, Misal de la Virgen, Carnes en la misa, Misal final en traje de novia), pero que responde a la idea extendida de liturgia.
“Salió un perro-zorro y vino al ruedo. Tenía el hocico largo, trotó un poco y robó un huevo de los que estaban en las ventanas, de regalo. Lo llevaba entre los dientes sin apretar.
Volvió por otro y otro. Lo llevaba y volvía en la hora oscura del alba. Trabajando cautelosamente, con el hocico largo y húmedo y humectante…” (Misa de Pascua, p.13)
El sexo adquiere aquí un matiz bestial (Misa final con murciélago, p. 76). Todos los seres se vinculan sexualmente de manera violenta, pero estas descripciones sirven para expresar la vida que existe en constante movimiento, la ebullición de los seres que a cada instante se conocen, se relacionan, se unen y mueren, para dar lugar a otros seres de la creación.
“Se oía en el fondo de los bosques, gritos de mujeres que tenían pasiones con los bichos. Algunas eran mordidas y casi asesinadas y se salvaban de un solo manotazo…” (La canción de los puerco espines, p. 105)
En la primera parte del texto 10 de Camino de las pedrerías se lee:
(Fragmento)
"Estaba en el jardín la muy hermosa, la mujer de los prodigios. Esas dos vertientes del pecho, blancas, delicadas, manando miel. Y vinieron las señoritas. Y eran refulgentes, azul, ciclamen, con vetas lilas o de oro. Tenían las dos alas y hasta cuatro. (¡Y son mariposas del Brasil...! Temblaban: sobre la piel ella sentía un bisbiseo, como si le corriesen unas perlitas, y las encontraran y volvieran a correr. Así quedaba toda erizada, siempre incubada. Miró hacia arriba y ya de lo mismo había una clámide en su cabello. Miró hacia adelante y vio una sombra. ¡Oh! Una mariposa fornida, inmensa, ¿recién surgida en la naturaleza?, estaba de pie frente a ella. Las alas volando hacia arriba casi tres metros, una incrustación de rubíes en cada mejilla. Y le dijo: -Adiós.
Ella contestó: -Adiós"]
Por momentos esta poesía aporta simbolizaciones y procesa desplazamientos que están por las condiciones alienantes de los vínculos sociales y sexuales probablemente relacionados con las condiciones del poder. Así el caso de la(s) mariposa(s) persona, de los fluidos y adherencias sensuales.
Opresión, absurdo, parafilias, onirismo obsceno y pánico, ambigüedad y ambivalencia, desestructuración y deconstrucción de la identidad del sujeto, desagregación del yo en sus fantasías, descentración del deseo y de lo deseado, legitimación de lo feo hasta el límite con el malestar agobiante, suelen ser metáforas de los nuevos contextos sociales tejidos por el poder y las tensiones de las que resulta. La dominación y la violencia reales, con ser unos pocos párrafos que quedan en el discurso historiográfico, también son de género aunque estén casi asardinadas o simplemente silenciadas.
Esta configuración en la literatura de Marossa aparece, como una extensión de la zona erótica que aparece en su poesía desde los comienzos.
El mundo poético de Marosa di Giorgio, está hecho de transformaciones, de sorpresas de pasajes fluídos entre lo humano y lo real oscila entre el cuento de hadas y la alucinación.
Bibliografía:
Diccionario de Autores Latinoamericanos - César Aira.
Éxtasis y éntasis en el libro “Misales” – Enrique Solinas.
El País Cultural - Melisa Machado – Montevideo.
Marosa di Giorgio – Ricardo Pallares.
(c) Magda Lago Russo
Montevideo - Uruguay
Magda Lago Russo es escritora
Revista cultural argentina Archivos del Sur se edita desde Buenos Aires- Argentina- Año 23- Edición 284 diciembre de 2024- Registro de la propiedad intelectual Nro. 55060538 . Revista Archivos del Sur -La revista Archivos del Sur es propiedad de Araceli Isabel Otamendi Directora- Editora: Araceli Isabel Otamendi-. Blog de poetas de la revista Archivos del Sur
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miércoles, abril 25
jueves, abril 19
Rodrigo Verdugo
QUINTO ANUNCIO
A Mi Madre Patricia Pizarro Silva.
I
El agua va más lejos que mi propia vida
Siento que el sueño esta vuelto hacia el tiempo
Como la devolución a un enigma reflejado.
No se puede salir de la luz sin que no se descubra
Esa profecía que hay entre el cuerpo y el árbol.
Más tarde, mas tarde el aire es visitado por bordes y mitades
Por estelas que se vuelven contra el
Si su cabeza empieza a disminuir en la distancia.
No puede salir la luz de nosotros sin que no le salga al encuentro
Esa alianza que hay entre la hondura y la mano.
II
De las cavernas nos llega el eco de una orgía de rabdomantes
Casi todos nosotros debemos salir con la campana
Que se apiada que la sangre sea nocturna.
Estamos todos en nuestros puestos, los filos aun están en cautiverio
Ya se abrirá la cámara de algodón
Entraran dos centauros infrarrojos a engancharse
Podéis vosotros allá afuera simuladle sus puestos
Al buzo cargado de llaves, al bullicio de lana, al ligamento
Simulad que alguna vez sentisteis un rocío terminal en los pies
Todo os sucede ahora entre duraciones y estampidas
Los espectros de piedra oficiaron el aumento de la mañana
Y traemos aguas que celan a las columnas y a las espadas
Y traemos arenas asomagadas y traemos el fuego como mudanza
Para que el día se prepare para un umbral más grande
Para cuando lo olvidemos,
Cuando ya no importe si la eternidad es diurna o nocturna
Cuando el hombre y la mujer hayan traslucido
Lo que la muerte va espesando en el sueño.
III
Los muertos se llevan chispas microcéfalas para sus viajes
Cambian de rostro a cada momento durante el velorio
De modo que sus deudos ya no saben a quien están llorando.
Tal vez el mar haya insinuado levantar el velo,
Pero nunca se ha levantado
De los valles se oyen gárgaras con las que intentan saldar
El vuelo de los pájaros cabalísticos.
Oh aguas, reventadme frente a esas flechas convertidas
Más, dejadle a la piel esos poros equinocciales que los espíritus riegan
Prefiero a mi vida, el devenir de esas hormigas de mercurio por el cuerpo de los célibes.
Oh aguas, yo era el que ignoraba
Hasta que la luz respondió a mis huesos
Hasta que las piedras dejaron que la noche agonizara
Oh aguas, que quede sobre nosotros
Solo esa liberación entre las nubes y la carne.
IV
Mi boca ya habrá conocido todo tipo de entrañas
Para cuando tú me engañes con un ángel.
No quiero que la piel nos mire enteros
Ni que por ella sigan los tormentos parados en la luz.
Estamos todos en nuestros puestos, las venas como andamios
Nuestro arrepentimiento es imposible de fingir
Nos exhortan los dos centauros infrarrojos que acaban de salir
Y dan gritos terribles entre las achiras.
QUINCEAVO ANUNCIO A Ofelia Líbano
“La sombra se ahoga al fondo del pecho”
Federico Schopf
Un procedimiento marchito sube por las paredes
Un poco de sol, un poco de musgo en el patio
Algún día seremos dueños de la caída.
Yo quiero subir también, más esa combustión vertebrada
Me hace enterrar vivos a los animales
Hace que la casa se mueva sola hacia el agujero ceremonial
Y ahí estamos recordando aquella noche de gala
Cuando prendieron una luz azul en todo el cuarto
Casi parecía un escenario,
Las abundantes cortinas de terciopelo, las espesas alfombras
Y ahí estaba el tiburón gótico metiendo
Y sacando la cabeza de la licuadora
A la primera saltaron los ojos, fueron tasados de inmediato
No hay distinción entre ellos
Y las joyas que te recuerdan a tus espectros directos.
A la segunda saltaron los pedazos del hocico,
Fueron tasados de inmediato
No hay distinción entre ellos
Y esas joyas que esperaban que estuvieras sola
Para darte un zarpazo y desprenderte una luz azul,
Con que impulso la desprendían
Como si desprendieran el tormento de las estatuas o una zona cualquiera.
Ya llegará la casa antes que termine la función,
Cuando quedes solamente tú en ella
Y hables de tu novio y él a lo lejos presienta
Que un agujero ceremonial enriquece la noche.
Ojos, joyas y restos de un hocico se revuelcan bajo una luz azul
Salen impulsados hacia arriba,
También quieren subir y así totalmente tasados
No hay distinción entre ellos y esta tierra
Que se encamina sola hacia una culpa redonda.
La vida ha montado las llaves ya llegará,
Y estarás junto a él en una zona cualquiera
La luz azul se revuelca en el mar, cuanto zarpazos para saber
Que para que el mar se moviera solo, un dios tuvo que estar atado
Cuantos zarpazos para saber
Que ni ella ha podido llevarse el tormento de las estatuas
Ni ella ha podido avanzar más que la casa,
Y a propósito de la casa, ¿La recuerdas?
Cambia de número a medida que avanza,
Ya no pueden dejar ni cuentas ni cartas
Para que hablar de las visitas.
Hay espectros rodeando el agujero ceremonial
Tu vestido de gala se estrella contra las cortinas
Cuando lo amabas él se metía dentro de ti,
Le saltaban los ojos y la boca en pedazos
Y volvía a meter la cabeza
Y eran dos espectros depositándose diamantes en el fondo,
Vertebrando la combustión
Él atornillándole otros espectros al sexo de ella
Ella haciéndole la señal de la bruma sobre el cuerpo
Ella llena de zarpazos en los pechos y en los muslos,
Aún con las aspas insatisfechas
Él con la nostalgia de un sacrificio único.
Las paredes cada vez más altas, ellos intentando subir
Intentando llevarle unos ojos, un aullido, una luz azul al dios atado
Y en eso se les va la vida como en el anclaje incognoscible
Que hay en cada rincón de la casa.
Día y noche todos somos controlados por trizaduras
Aunque los muertos fecunden nuestra embriaguez
Así: día y noche todos somos controlados por trizaduras.
Él esperando que el canto de los pájaros sangre por ella
Para volver a verla intacta caminar por la habitación,
Escribir un diario de vida bajo el limonero
Ella esperando que la sangre de él la arrastre
Hasta dejarla sola frente al enigma
Unos caracoles, unas hojas desteñidas en el patio
Algún día seremos dueños de la caída.
A Mi Madre Patricia Pizarro Silva.
I
El agua va más lejos que mi propia vida
Siento que el sueño esta vuelto hacia el tiempo
Como la devolución a un enigma reflejado.
No se puede salir de la luz sin que no se descubra
Esa profecía que hay entre el cuerpo y el árbol.
Más tarde, mas tarde el aire es visitado por bordes y mitades
Por estelas que se vuelven contra el
Si su cabeza empieza a disminuir en la distancia.
No puede salir la luz de nosotros sin que no le salga al encuentro
Esa alianza que hay entre la hondura y la mano.
II
De las cavernas nos llega el eco de una orgía de rabdomantes
Casi todos nosotros debemos salir con la campana
Que se apiada que la sangre sea nocturna.
Estamos todos en nuestros puestos, los filos aun están en cautiverio
Ya se abrirá la cámara de algodón
Entraran dos centauros infrarrojos a engancharse
Podéis vosotros allá afuera simuladle sus puestos
Al buzo cargado de llaves, al bullicio de lana, al ligamento
Simulad que alguna vez sentisteis un rocío terminal en los pies
Todo os sucede ahora entre duraciones y estampidas
Los espectros de piedra oficiaron el aumento de la mañana
Y traemos aguas que celan a las columnas y a las espadas
Y traemos arenas asomagadas y traemos el fuego como mudanza
Para que el día se prepare para un umbral más grande
Para cuando lo olvidemos,
Cuando ya no importe si la eternidad es diurna o nocturna
Cuando el hombre y la mujer hayan traslucido
Lo que la muerte va espesando en el sueño.
III
Los muertos se llevan chispas microcéfalas para sus viajes
Cambian de rostro a cada momento durante el velorio
De modo que sus deudos ya no saben a quien están llorando.
Tal vez el mar haya insinuado levantar el velo,
Pero nunca se ha levantado
De los valles se oyen gárgaras con las que intentan saldar
El vuelo de los pájaros cabalísticos.
Oh aguas, reventadme frente a esas flechas convertidas
Más, dejadle a la piel esos poros equinocciales que los espíritus riegan
Prefiero a mi vida, el devenir de esas hormigas de mercurio por el cuerpo de los célibes.
Oh aguas, yo era el que ignoraba
Hasta que la luz respondió a mis huesos
Hasta que las piedras dejaron que la noche agonizara
Oh aguas, que quede sobre nosotros
Solo esa liberación entre las nubes y la carne.
IV
Mi boca ya habrá conocido todo tipo de entrañas
Para cuando tú me engañes con un ángel.
No quiero que la piel nos mire enteros
Ni que por ella sigan los tormentos parados en la luz.
Estamos todos en nuestros puestos, las venas como andamios
Nuestro arrepentimiento es imposible de fingir
Nos exhortan los dos centauros infrarrojos que acaban de salir
Y dan gritos terribles entre las achiras.
QUINCEAVO ANUNCIO A Ofelia Líbano
“La sombra se ahoga al fondo del pecho”
Federico Schopf
Un procedimiento marchito sube por las paredes
Un poco de sol, un poco de musgo en el patio
Algún día seremos dueños de la caída.
Yo quiero subir también, más esa combustión vertebrada
Me hace enterrar vivos a los animales
Hace que la casa se mueva sola hacia el agujero ceremonial
Y ahí estamos recordando aquella noche de gala
Cuando prendieron una luz azul en todo el cuarto
Casi parecía un escenario,
Las abundantes cortinas de terciopelo, las espesas alfombras
Y ahí estaba el tiburón gótico metiendo
Y sacando la cabeza de la licuadora
A la primera saltaron los ojos, fueron tasados de inmediato
No hay distinción entre ellos
Y las joyas que te recuerdan a tus espectros directos.
A la segunda saltaron los pedazos del hocico,
Fueron tasados de inmediato
No hay distinción entre ellos
Y esas joyas que esperaban que estuvieras sola
Para darte un zarpazo y desprenderte una luz azul,
Con que impulso la desprendían
Como si desprendieran el tormento de las estatuas o una zona cualquiera.
Ya llegará la casa antes que termine la función,
Cuando quedes solamente tú en ella
Y hables de tu novio y él a lo lejos presienta
Que un agujero ceremonial enriquece la noche.
Ojos, joyas y restos de un hocico se revuelcan bajo una luz azul
Salen impulsados hacia arriba,
También quieren subir y así totalmente tasados
No hay distinción entre ellos y esta tierra
Que se encamina sola hacia una culpa redonda.
La vida ha montado las llaves ya llegará,
Y estarás junto a él en una zona cualquiera
La luz azul se revuelca en el mar, cuanto zarpazos para saber
Que para que el mar se moviera solo, un dios tuvo que estar atado
Cuantos zarpazos para saber
Que ni ella ha podido llevarse el tormento de las estatuas
Ni ella ha podido avanzar más que la casa,
Y a propósito de la casa, ¿La recuerdas?
Cambia de número a medida que avanza,
Ya no pueden dejar ni cuentas ni cartas
Para que hablar de las visitas.
Hay espectros rodeando el agujero ceremonial
Tu vestido de gala se estrella contra las cortinas
Cuando lo amabas él se metía dentro de ti,
Le saltaban los ojos y la boca en pedazos
Y volvía a meter la cabeza
Y eran dos espectros depositándose diamantes en el fondo,
Vertebrando la combustión
Él atornillándole otros espectros al sexo de ella
Ella haciéndole la señal de la bruma sobre el cuerpo
Ella llena de zarpazos en los pechos y en los muslos,
Aún con las aspas insatisfechas
Él con la nostalgia de un sacrificio único.
Las paredes cada vez más altas, ellos intentando subir
Intentando llevarle unos ojos, un aullido, una luz azul al dios atado
Y en eso se les va la vida como en el anclaje incognoscible
Que hay en cada rincón de la casa.
Día y noche todos somos controlados por trizaduras
Aunque los muertos fecunden nuestra embriaguez
Así: día y noche todos somos controlados por trizaduras.
Él esperando que el canto de los pájaros sangre por ella
Para volver a verla intacta caminar por la habitación,
Escribir un diario de vida bajo el limonero
Ella esperando que la sangre de él la arrastre
Hasta dejarla sola frente al enigma
Unos caracoles, unas hojas desteñidas en el patio
Algún día seremos dueños de la caída.
Acerca del autor:
Rodrigo Verdugo Pizarro: (Santiago de Chile, 1977). Coeditor y articulista de la Revista Derrame. Miembro del Grupo Surrealista Derrame. Sub director de la Revista Rayentru y Coeditor de la Revista Labios Menores. Se inició en el taller de Poesía "Isla Negra" dirigido por el poeta Edmundo Herrera desde 1922 a 1996 en la Sech. Su obra ha sido publicada en revistas y antologías chilenas y extranjeras siendo traducida parcialmente al: Ingles, Francés, Italiano, Portugués, Polaco, Árabe, Uzbeko y Rumano, En 2002 publica su primer libro "Nudos velados".
Rodrigo Verdugo Pizarro: (Santiago de Chile, 1977). Coeditor y articulista de la Revista Derrame. Miembro del Grupo Surrealista Derrame. Sub director de la Revista Rayentru y Coeditor de la Revista Labios Menores. Se inició en el taller de Poesía "Isla Negra" dirigido por el poeta Edmundo Herrera desde 1922 a 1996 en la Sech. Su obra ha sido publicada en revistas y antologías chilenas y extranjeras siendo traducida parcialmente al: Ingles, Francés, Italiano, Portugués, Polaco, Árabe, Uzbeko y Rumano, En 2002 publica su primer libro "Nudos velados".