jueves, mayo 7

Martina Soto-Kohler











A mi pueblo, desde lejos

























Mi infancia

Yo crecí de golpe
en un país extraño
al sur de mi planeta.
En medio de un espacio
con playas calientes,
calladas y hechiceras.

En ese lugar parece
que los Dioses se callaron,
hace varios siglos.
Quizás se quedaron silenciosos,
hablando muy despacio.

Yo escuché a veces
sus voces embriagadas por el paisaje
Y el olor ocre de arena y sangre.

Yo nací allí,
donde las olas adormecidas
se llevan los secretos de pueblos antiguos,
con los rostros de pocas palabras
de mis abuelos ausentes..
Ellos se callaron para siempre
sin ver los capitanes con sus barcos anclados,
y los títulos de nobles europeos.

Mis abuelos se durmieron
para no ver a sus Dioses vencidos.
Allí donde se quedó mi historia,
enterrada cerca de la playa,
en un cuaderno sin memoria
entre los muertos y el olvido.

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El regreso

La primavera que vuelve,
me trae mi sueño
de verme
caminando en la orilla
de la playa de mi pueblo.

Veo los camalotes
con sus escamas verdes
y hojas en escudos,
para la calmar la furia
de mi rio desatado.

Veo a mi lado los pescadores
dormidos que me toman las manos,
y los camalotes que se pierden
taciturnos en mares lejanos.

Me siento dormir otra vez,
bajo los sauces llorones,
con el fuego de un sol de enero
y ser feliz sólo con eso.

Cuando vuelva a mi pueblo,
tendré pegada en mi piel
tantas tierras lejanas.

Tendré aún la nieve blanca,
casi eterna del gran norte,
allí donde se abrió en dos mi cuerpo,
una mañana de octubre,
para darle vida a mi niño maravilloso.

Tendré aún en mis maletas,
las montañas, silenciosas
y quietas, de este país pequeño,
con su gente discreta,
aquí donde otro niño
me miró por primera vez
con sus ojos claros y tiernos.

Y en el recuerdo voy a guardar
todos mis amores
en un mar de llanto,
también mis alegrías.
Tantos caminos andados,
como ríos inquietos,
a veces turbios, a veces claros.

Cuando reencuentre a mi pueblo,
tendré los pies cansados
de andar tanto el planeta.
Ya no distinguiré fronteras,
ni lenguas, ni banderas.

Cuando vuelva a mi pueblo,
voy amar mucho a mi gente
- los isleros que me enseñaron
a pisar firme la tierra,
y a poner la mirada extensa,
más allá de la playa,
más allá de los barcos antiguos,
en la corona azul de mi cielo
sureño.

(c)Martina Soto-Kohler

(poeta y psiquiatra argentino-suiza)

imagen: fotografía, (el sur, Puerto Madryn, crédito: Araceli Otamendi

2 comentarios:

  1. ESTIMADA MARTINA SOTO-KOHLER:

    MUCHAS GRACIAS POR SU RECUERDO Y POR EL ENVÍO.

    SUS POESÍAS ME PARECEN EXCELENTES. DESPIERTAN EMOCIONES Y EVOCAN HISTORIAS DE UNA GRAN BELLEZA ESTÉTICA.

    LA FELICITO.

    CADIMA!!!

    VALENTÍN BARENBLIT.

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  2. Estimado valentin Barenblit,
    gracias por sus palabras, que gran gusto fué para mi conocerlo! y que lindo es guardar un recuerdo de una semana pasada en su compania y la de otros colegas médicos remarcables en esa lejana Jerusalem. Cuando digo en mis versos que "anduve el planeta, debo completar que Israel esta en mi recuerdo. Fué formidable ese encuentro!!
    CADIMA!
    Martina Soto-Kohler
    21 de agosto 2009

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