miércoles, febrero 8

Maximiliano Barrientos
























Western




Mi viejo juega con fósforos.

Dice que prenderá fuego a la casa,

Que será hermoso ver las llamas trepando por las paredes.

Sueña con botellas de Coca Cola enterradas en el desierto,

Son sueños hermosos que nada significan.

Lo abrazo cuando tiembla.

Le pido que mire por la ventana.

¿Qué son todas esas luces ahí afuera?,

Pregunta.

No hay nada allí,

Digo.

Están en tu cabeza.

Es hermoso,

Responde al cabo de unos segundos.


*


A veces rompemos los vidrios de las ventanas y las cubrimos

Con periódicos.

Eso lo divierte.

Ríe estrepitosamente y baila solo.

Es nuestra fiesta privada.

Son los únicos momentos en los que nuestras cabezas

Están conectadas por la misma frecuencia de pensamientos.

¿Alguna vez pensás en mamá?,

Pregunto.

Hablo con ella todo el tiempo,

Responde.

Camina descalzo por el patio.

Un vaso de whisky

Entre sus dedos y mamá muerta,

Mamá como un poco

De polvo en una caja.

Mamá como un cometa perdido en las entrañas de Dios.

Papá es el único que puede verlo.



*


Suelo bañarlo por las mañanas.

Sus ojos se quedan fijos en los míos durante largos segundos,

No hablamos.


*


Estará muerto al año próximo,

Pienso,

Y paso la esponja por sus piernas y por su vientre

Y por su barba rala,

Crespa.

Una vez maté a un hombre porque quiso estafarme,

Dice escupiendo agua.

Mi padre desnudo,

Con el pelo cubierto de shampoo,

Forma una pistola con su mano derecha y me la pone en la cabeza.

Boom,

Dice.

Y ríe.

Y su risa es un sonido helado,

Totalmente nuevo,

Que no se conservará

En el recuerdo de nadie.





Huesos


La rabia se come a todas esas otras cosas en el cerebro.

Es un zumbido torpe esta tarde.

Pronuncio nombres de mujeres y me acerco a la ventana y

Juego un poco con la imaginación.

Al otro lado sólo hay un montón de autos destrozados.


*


Las pesadillas tienen un resplandor extraño,

Como si soñar fuera una electricidad

Que recorriera nuestros huesos en las noches.


*


En esta pesadilla en particular camino desnudo en el desierto

Y busco aviones en el cielo.

Es hermosa la claridad, a pesar del temblor, es hermosa.







Hielo



Con mi mujer vemos nuestros cuerpos desnudos en el espejo.

Están cubiertos de barro. No decimos nada

Durante unos minutos. Luego ella entra en el baño

Y comienza a ducharse. Me quedo solo mirando

La distribución de la mugre. Mis ojos brillan

Como dos estrellas muriendo. El hielo que

Dejamos crecer en los corazones me susurra

Palabras monstruosas en el oído. Y yo espero

Adormecido por el sonido del agua golpeando los azulejos,

Por el llanto de mi mujer que crece como si sólo lloviera aquí adentro.



Sangre en el asfalto


Maté a estos animales y ahora

Me persiguen en sueños.

Muestran las heridas de balas.

Muestran los agujeros que causé cuando

Apreté el gatillo. Quieren estar conmigo.

Camino por la calle con mi

Ejército de animales muertos.

Les habló de una mujer que quemó la casa donde vivimos.

Una mujer de otra época. Lejana.

Al caminar dejan rastros

De sangre en el asfalto.

Es una forma de no perderme, pienso. Las marcas

Que debo buscar para volver.

(c) Maximiliano Barrientos

Bolivia








Acerca del autor:

Maximiliano Barrientos (Santa Cruz de la Sierra, 1979)


La editorial Periférica publicó en España simultáneamente los libros Fotos tuyas cuando empiezas a envejecer, una selección revisada y corregida de cuentos de sus dos primeros libros, y la novela Hoteles. Ganó el Premio Nacional de Literatura de Santa Cruz en dos ocasiones: por la colección de relatos titulada Diario y por la novela Western.


imagen: fotografía intervenida con color (c) Araceli Otamendi

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