Western
Mi viejo juega con fósforos.
Dice que prenderá fuego a la casa,
Que será hermoso ver las llamas trepando por las paredes.
Sueña con botellas de Coca Cola enterradas en el desierto,
Son sueños hermosos que nada significan.
Lo abrazo cuando tiembla.
Le pido que mire por la ventana.
¿Qué son todas esas luces ahí afuera?,
Pregunta.
No hay nada allí,
Digo.
Están en tu cabeza.
Es hermoso,
Responde al cabo de unos segundos.
*
A veces rompemos los vidrios de las ventanas y las cubrimos
Con periódicos.
Eso lo divierte.
Ríe estrepitosamente y baila solo.
Es nuestra fiesta privada.
Son los únicos momentos en los que nuestras cabezas
Están conectadas por la misma frecuencia de pensamientos.
¿Alguna vez pensás en mamá?,
Pregunto.
Hablo con ella todo el tiempo,
Responde.
Camina descalzo por el patio.
Un vaso de whisky
Entre sus dedos y mamá muerta,
Mamá como un poco
De polvo en una caja.
Mamá como un cometa perdido en las entrañas de Dios.
Papá es el único que puede verlo.
*
Suelo bañarlo por las mañanas.
Sus ojos se quedan fijos en los míos durante largos segundos,
No hablamos.
*
Estará muerto al año próximo,
Pienso,
Y paso la esponja por sus piernas y por su vientre
Y por su barba rala,
Crespa.
Una vez maté a un hombre porque quiso estafarme,
Dice escupiendo agua.
Mi padre desnudo,
Con el pelo cubierto de shampoo,
Forma una pistola con su mano derecha y me la pone en la cabeza.
Boom,
Dice.
Y ríe.
Y su risa es un sonido helado,
Totalmente nuevo,
Que no se conservará
En el recuerdo de nadie.
Huesos
La rabia se come a todas esas otras cosas en el cerebro.
Es un zumbido torpe esta tarde.
Pronuncio nombres de mujeres y me acerco a la ventana y
Juego un poco con la imaginación.
Al otro lado sólo hay un montón de autos destrozados.
*
Las pesadillas tienen un resplandor extraño,
Como si soñar fuera una electricidad
Que recorriera nuestros huesos en las noches.
*
En esta pesadilla en particular camino desnudo en el desierto
Y busco aviones en el cielo.
Es hermosa la claridad, a pesar del temblor, es hermosa.
Hielo
Con mi mujer vemos nuestros cuerpos desnudos en el espejo.
Están cubiertos de barro. No decimos nada
Durante unos minutos. Luego ella entra en el baño
Y comienza a ducharse. Me quedo solo mirando
La distribución de la mugre. Mis ojos brillan
Como dos estrellas muriendo. El hielo que
Dejamos crecer en los corazones me susurra
Palabras monstruosas en el oído. Y yo espero
Adormecido por el sonido del agua golpeando los azulejos,
Por el llanto de mi mujer que crece como si sólo lloviera aquí adentro.
Sangre en el asfalto
Maté a estos animales y ahora
Me persiguen en sueños.
Muestran las heridas de balas.
Muestran los agujeros que causé cuando
Apreté el gatillo. Quieren estar conmigo.
Camino por la calle con mi
Ejército de animales muertos.
Les habló de una mujer que quemó la casa donde vivimos.
Una mujer de otra época. Lejana.
Al caminar dejan rastros
De sangre en el asfalto.
Es una forma de no perderme, pienso. Las marcas
Que debo buscar para volver.
(c) Maximiliano Barrientos
Bolivia
Mi viejo juega con fósforos.
Dice que prenderá fuego a la casa,
Que será hermoso ver las llamas trepando por las paredes.
Sueña con botellas de Coca Cola enterradas en el desierto,
Son sueños hermosos que nada significan.
Lo abrazo cuando tiembla.
Le pido que mire por la ventana.
¿Qué son todas esas luces ahí afuera?,
Pregunta.
No hay nada allí,
Digo.
Están en tu cabeza.
Es hermoso,
Responde al cabo de unos segundos.
*
A veces rompemos los vidrios de las ventanas y las cubrimos
Con periódicos.
Eso lo divierte.
Ríe estrepitosamente y baila solo.
Es nuestra fiesta privada.
Son los únicos momentos en los que nuestras cabezas
Están conectadas por la misma frecuencia de pensamientos.
¿Alguna vez pensás en mamá?,
Pregunto.
Hablo con ella todo el tiempo,
Responde.
Camina descalzo por el patio.
Un vaso de whisky
Entre sus dedos y mamá muerta,
Mamá como un poco
De polvo en una caja.
Mamá como un cometa perdido en las entrañas de Dios.
Papá es el único que puede verlo.
*
Suelo bañarlo por las mañanas.
Sus ojos se quedan fijos en los míos durante largos segundos,
No hablamos.
*
Estará muerto al año próximo,
Pienso,
Y paso la esponja por sus piernas y por su vientre
Y por su barba rala,
Crespa.
Una vez maté a un hombre porque quiso estafarme,
Dice escupiendo agua.
Mi padre desnudo,
Con el pelo cubierto de shampoo,
Forma una pistola con su mano derecha y me la pone en la cabeza.
Boom,
Dice.
Y ríe.
Y su risa es un sonido helado,
Totalmente nuevo,
Que no se conservará
En el recuerdo de nadie.
Huesos
La rabia se come a todas esas otras cosas en el cerebro.
Es un zumbido torpe esta tarde.
Pronuncio nombres de mujeres y me acerco a la ventana y
Juego un poco con la imaginación.
Al otro lado sólo hay un montón de autos destrozados.
*
Las pesadillas tienen un resplandor extraño,
Como si soñar fuera una electricidad
Que recorriera nuestros huesos en las noches.
*
En esta pesadilla en particular camino desnudo en el desierto
Y busco aviones en el cielo.
Es hermosa la claridad, a pesar del temblor, es hermosa.
Hielo
Con mi mujer vemos nuestros cuerpos desnudos en el espejo.
Están cubiertos de barro. No decimos nada
Durante unos minutos. Luego ella entra en el baño
Y comienza a ducharse. Me quedo solo mirando
La distribución de la mugre. Mis ojos brillan
Como dos estrellas muriendo. El hielo que
Dejamos crecer en los corazones me susurra
Palabras monstruosas en el oído. Y yo espero
Adormecido por el sonido del agua golpeando los azulejos,
Por el llanto de mi mujer que crece como si sólo lloviera aquí adentro.
Sangre en el asfalto
Maté a estos animales y ahora
Me persiguen en sueños.
Muestran las heridas de balas.
Muestran los agujeros que causé cuando
Apreté el gatillo. Quieren estar conmigo.
Camino por la calle con mi
Ejército de animales muertos.
Les habló de una mujer que quemó la casa donde vivimos.
Una mujer de otra época. Lejana.
Al caminar dejan rastros
De sangre en el asfalto.
Es una forma de no perderme, pienso. Las marcas
Que debo buscar para volver.
(c) Maximiliano Barrientos
Bolivia
Acerca del autor:
Maximiliano Barrientos (Santa Cruz de la Sierra, 1979)
La editorial Periférica publicó en España simultáneamente los libros Fotos tuyas cuando empiezas a envejecer, una selección revisada y corregida de cuentos de sus dos primeros libros, y la novela Hoteles. Ganó el Premio Nacional de Literatura de Santa Cruz en dos ocasiones: por la colección de relatos titulada Diario y por la novela Western.
Maximiliano Barrientos (Santa Cruz de la Sierra, 1979)
La editorial Periférica publicó en España simultáneamente los libros Fotos tuyas cuando empiezas a envejecer, una selección revisada y corregida de cuentos de sus dos primeros libros, y la novela Hoteles. Ganó el Premio Nacional de Literatura de Santa Cruz en dos ocasiones: por la colección de relatos titulada Diario y por la novela Western.
imagen: fotografía intervenida con color (c) Araceli Otamendi
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