(Montevideo) Magda Lago Russo
“Sola, sola y triste, lejos de todas las almas,
de todo lo tierno, de todo lo suave”
Idea Vilariño
Idea Vilariño nació, el 18 de agosto de 1920 en Montevideo, Uruguay. Fallece el 28 de abril de 2009. Fue poetisa, ensayista, profesora, traductora, crítica literaria y una figura emblemática de la generación del 45 a la que pertenecen también Mario Benedetti, Juan Carlos Onetti, Carlos Martínez Moreno, Ángel Rama, Carlos Real de Azúa, Carlos Maggi, Mario Arregui, Amanda Berenguer, Emir Rodríguez Monegal, y José Pedro Díaz entre otros.
Entre sus obras se destacan “La Suplicante” (1945), “Cielo cielo”(1947), “Paraíso Perdido” (1949), “Nocturnos” (1955), “Poemas de amor” (1957), entre otros. Se inicia poéticamente con un cuaderno: “La suplicante”; en 1947, aparece una nueva recopilación de poemas firmado “Idea” (Sólo en 1949 aceptaría firmar con el nombre completo) y que contiene méritos y logros muy similares a los del álbum anterior.
En 1947, tras cinco poemas: “Cielo y cielo”, que servirán de introducción al mundo sombrío de sus creaciones mayores. En 1949, agrega un poema: “Paraíso perdido” a las anteriores entregas de poemas y se instalará así, en el libro “Paraíso perdido”, la poemática dolorosa y angustiante de Idea.
En 1950 y 1951, editará dos veces: “Por un aire sucio”. Y en 1955, su libro más importante: “Nocturnos”, que se reeditará nuevamente en 1963. , Idea Vilariño ha construido una obra por la que está reconocida como una de las mayores poetas vivas de la lengua española.
El paraíso perdido de la infancia, la desolación amorosa y el sufrimiento por el paso del tiempo se convierten desde sus primeros poemas en los ejes de una obra que tiene una de sus cimas en sus Poemas de amor (1957), dedicados a Onetti:
Amor
desde la sombra
desde el dolor
amor
te estoy llamando
como la muerte
amor
como la muerte.
Amarga y desvalida, apasionada, la de Idea Vilariño es una poesía potente e interrogativa, elaborada con recursos verbales escuetos en los que la queja existencial, profunda y sombría se expresa a través de un nivel muchas veces humilde y coloquial.
Sus poemas son una pregunta constante en la soledad de la noche sin nadie, una indagación en los límites hecha con un tono directo e imprecatorio que la acerca en seguida al lector por su tensión apasionada y su proximidad expresiva.
Dos experiencias traumáticas, la de la enfermedad que está en la raíz de Por aire sucio, y las explosivas relaciones con un Onetti imposible, marcan una obra poética que tiene su eje en el desgarramiento y la soledad, en el cruce del dolor y el amor, de la pasión y la muerte, y –pese a todo- una admirable contención expresiva:
No sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.
La conciencia de los límites, el tiempo y el amor, la vida y la muerte vertebran la tensión lírica del universo poético de Idea Vilariño. En Verano, el primer poema de su primer libro, La suplicante, escribía:
A orillas del amor, del mar de la mañana,
en la arena caliente, temblante de blancura,
cada uno es un fruto madurando su muerte.
Los "Poemas de Amor" de la legendaria poeta uruguaya tienen nombre y apellido: Juan Carlos Onetti. La historia de ese libro, la pasión que lo gestó, se remonta a Montevideo a comienzo de los años cincuenta. . Al fin y al cabo uno y otro eran el centro y epicentro de círculos intelectuales que ya los habían llevado poco menos que a los terrenos de la leyenda. Ella hierática. El, maldito. La pareja perfecta. El encuentro debió ser en un café del centro de Montevideo. La historia de lo que ocurrió entonces fue referida por Vilariño a María Esther Gilio y Carlos M. Domínguez en la biografía que ambos periodistas publicaron sobre Onetti (Construcción de la noche, Planeta 1993): 'Estaba seduciéndome a fondo con lo mejor de sí mismo y tanto que yo me quedé convencida de que aquello era la séptima maravilla. Esa misma noche me enamoré de él. Me enamoré, me enamoré, me enamoré” Pero el encuentro definitivo demoraría algunos meses más. Mientras tanto cultivaron una correspondencia en la que se trataban ridículamente de Usted tomándose algunas licencias: “Pasó el verano y no viniste”, se atrevió a reclamar la Vilariño. De allí a lo inevitable: fueron amantes marcados por explosivas rupturas y reconciliaciones. “Es el último hombre de quien debí enamorarme porque éramos lo más imposible de ligar que había. Nunca entendió el ABC de mi vida, nunca me entendió como ser humano, como persona. Y así teníamos nuestros grandes desencuentros. Si yo hablaba de algo sumamente delicado él me salía con una barbaridad. Decía cosas que me hacían echarlo, imposibles de soportar. Todavía me pregunto por qué aguanté tanto, por qué volví tantas veces. Nos peleábamos y volvíamos a juntarnos, lo echaba, regresaba Una noche me llamó desesperado para que fuera a verlo. Yo estaba con alguien que me amaba y lo dejé por ir a pasar una noche con él. Y recuerdo que lo único que hicimos fue ponernos de espalda, leyendo un libro él, y yo otro. A la mañana siguiente le agarré la cara y le dije: sos un burro Onetti, sos un perro, sos una bestia. Y me fui”
(Carta II)
“Estás lejos y al sur/
Allí no son las cuatro/
Recostado en tu silla/
apoyado en la mesa del café/
de tu cuarto/ tirado en una cama/
la tuya o la de alguien/ que quisiera borrar/
estoy pensando en ti no en quienes te buscan
a tu lado lo mismo que yo quiero.
Estoy pensando en ti ya hace una hora
/tal vez media/
no sé.
Cuando la luz se acabe/
sabré que son las nueve/
estiraré la colcha/me pondré el traje negro/y me pasaré el peine.
Iré a cenar/ es claro”
Relación definitivamente signada por el deseo, las aristas que pudieron o no construir aterrizaban en el sexo. A días y noches de encierro, sucedían meses sin saber nada uno del otro. Se mandaban al demonio una y otra vez. Un día –años después (1961) – las cosas fueron demasiado lejos. En esta ocasión la amenaza fue cierta: “Si te vas –alertó el escritor no me encontrarás a tu regreso”. Sin tomarse en serio el ultimátum, Idea se dirigió a una reunión: “Pero en cuanto pude me escapé y regresé a casa. Cuando vi la luz prendida pensé que estaba pero cuando abrí la puerta sentí como si me golpearan en el pecho. Había dejado una nota insultándome y diciéndome un montón de barbaridades. Y mis poemas, unos poemas de amor que le había dado, estaban arrugados y tirados a los pies de la cama”
Confinado a tres meses de cárcel por un problema con el gobierno dictatorial del momento y tratado poco menos que como un enajenado mental, a la salida de ese infierno recibió la visita de su antigua amante.
“Quedamos solos y callados. Callados. Pero yo no soy como entonces; algo aprendí; algo me enseñó el recuerdo; siempre sentí no haber tenido más madurez para tratarlo entonces. O es la diferencia entre estar y no estar enamorada. Nos moriremos sin aprender a hablarnos', pregunté. Siempre nos costó', dijo. Te acordás de aquella vez que llegaste, después de tanto tiempo y estuvimos veinte, treinta minutos sin hablar, sentados, yo en la cama y tú en la silla. Me inhibiste siempre en todo'. Sí', dijo. Tu también', dije. Una vez me dijiste que no podías comer ni hacer el amor ni... conmigo'. Sí', dijo. Y me miraba por momentos; por momentos volcaba la cabeza; se mordía el labios superior, con una expresión de impotencia, de desesperación? Así que yo no sé lo que es el amor. Vos sufrías de amnesia, evidentemente. La primera vez que entré a tu sala del Museo quedé loco por vos. Nunca entendí lo que me pasaba; pero estaba loco por vos'. Nunca me lo dijiste'. Nunca entendí aquel deseo de posesión, aquel afán dominador. (Yo no recordaba nada parecido). No te dejaba ir a clase (es cierto). No podía soportarlo. Y no se trataba de deseo; si no, no sentiría esta horrible ternura que siento por vos”
Escribe en “Poemas de amor”
Ya no será/ ya no/ no viviremos juntos/ no criaré a tu hijo/ no coseré tu ropa/ no te tendré de noche/ no te besaré al irme/ nunca sabrás quién fui/ por qué me amaron otros./ No llegaré a saber/ por qué ni cómo nunca/ ni si era de verdad/ lo que dijiste que era/ ni quién fuiste/ ni qué fui para ti/ ni cómo hubiera sido/ vivir juntos/ querernos/ esperarnos/ estar./ Yo no soy más que yo/ para siempre y tú/ ya/ no serás para mí/ más que tú./ Ya no estás/ en un día futuro/ No sabré dónde vives/ con quién/ ni si te acuerdas./ No me abrazarás nunca/ como esa noche/ nunca./ No volveré a tocarte./ No te veré morir/,
Es un amor ligado al desencuentro; dos que se despiden para juntarse; en medio de los abrazos ruedan palabras duras y filosas; pese a todo – aclara Idea – “fue el hombre más importante de mi vida”.
Cuando él murió, Idea escribió en su diario que ya sabía lo que iba a sentir, que lo había padecido en estos versos.
Diarios, 1994
Mayo 28. Él está internado, que está grave, que todo indica que esto es el final. Que no se dé cuenta. Nunca quiso ni pensar en la muerte. En un CTI. No sabe estar enfermo.
30. Llamo a Madrid pero sólo me atiende Paquita llorando. No hay esperanzas... Después me llamó Quela, me quedé llorando con desconsuelo. (...) Dicen que ya lo incineraron. Es un poquito de cenizas, todo aquel hombre, el amor mío.
Junio 94. (...) Cómo estoy. No puedo decir nada. No sé. No consigo entenderme con lo que me pasa. Comienzo por no haber sabido nunca cómo pude enamorarme de él; la mujer que era yo, la que soy, no hubieran podido amarlo. No. Si de todas maneras sucedió, qué tiene que ver el que era él entonces con él ahora. Nosotros y él padecimos. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos, le dije en Madrid. Creo que bromeando. -Somos, me dijo serio, como reprochándome. ¿Somos? No sé. Y aún así, leyendo el poema: No te veré morir
Yo ya sabía todo, ya sabía esto. Los había padecido íntegramente en esos versos.
Bibliografía
Idea Vilariño La vida escrita. Adela Dubra. El País Digital. (Montevideo)
Idea: La vida escrita. Cal y Canto. Academia Nac. de Letras. (2007)
Idea Vilariño y Onetti, una pasión. Blanca Elena Pantín
(c)Magda Lago Russo
escritora
Montevideo - Uruguay