sábado, abril 17

Javier Claure C.





Cenicienta de mi vida
                                             


Quise escribir


las palabras más bellas de mi vida


sin buscar más destino


que dejarse llevar por la tinta


escribir por ejemplo


de la pintura celeste de tu cuarto


de las gaviotas que tragan ausencias


de tus muñecas que sueñan con la luna


de la calidez de tus frases cuando me hablas


en resumidas cuentas:


de ti, cenicienta de mi vida


que día a día inundas mi existencia


con melodías que animan mis sentidos


En esta hora de levante



de oleaje espumoso

que huele a hierba fresca

quiero gastar el tiempo

en tardes en que se toca casi el cielo

en días en que se sabe

que algo bueno ocurre a la Tierra

Por eso quise redactar

una carta que rompiese

el odio entre los pueblos

que inaugurase las leyes

que protegen a los niños

de tal manera que quién la leyese

quedase paralítico por varios días

que llorasen y riesen a la misma vez

como en el circo

cuando habla el payaso triste

Debería nombrar mis pasos

desde el momento

en que corté el cordón umbilical
y me regalaste el tiempo

con el reloj de tu pulso

amasijos del milagro dorado

que en mis quince abriles soñé

cuando tú; eras imaginación tierna y pura

bajo un cielo multicolor

y rituales inocentes

que llegaban a mi puerta

Yo estuve entonces

en la casa de la abuela

cazando mariposas, abejas negras y amarillas

subía al cerro a jugar con las piedras

y en la colina más alta

hacía fuego con tus manos

una gran colilla encendida

que alumbraba la ciudad en agosto

Mi querida ratonita de peluche

eres el verano, la libertad,

la lluvia que cae a las rosas,
a los limoneros y jacarandás

pluma pisada por un colibrí

Eres el aire que entra a mis pulmones

la llave de las paredes de mi corazón

de los pliegues de mi alma

la estrella del camino

contigo nazco nuevamente

a la vida bella y dolorosa

soy militante del universo

mis ojos son fuego

mis pómulos invencibles

cuando me crece la barba

Ayer es hoy día

rujo como trueno enfurecido

para romper la mentira

y zanjar la distancia

de este mundo equivocado

Te quiero tanto

que me duelen los huesos cuando suspiro

duele mi carne con tu carne

mis brazos crujen con los tuyos

en el instante

que tienden la cobarde emboscada

Si tú supieras

de mis cicatrices a flor de piel

de mis fracasos y progresos

si tú supieras

de mis viajes nocturnos

cuando te cubro con un beso

y te llevo en mi alfombra mágica

si tú supieras

que vivo contigo a mi lado

y te saco a pasear con mis pasos

si tú supieras

que los bosques me conversan de ti

y se me llena los oídos con fábulas de amor

Cuando sepas la verdad desdoblada

nos guiñaremos el ojo

como símbolo de triunfo

y en mi regazo me dirás

papá: he guardado acordes

que sonarán en el momento justo y necesario

Hace unos días

te compré un traje de Blanca Nieves

con lentejuelas plateadas

un anillo de corales para que luzcas

un sol de cobre para tu pelo

y quiero pedirte

que me envíes un dibujo

las golondrinas una estrofa

las azucenas puntos, comas, acentos

y con tu voz de muñequita porcelana

cuando los malhechores estén durmiendo

se convertirá este poema

en patrimonio de la humanidad.


(c) Javier Claure C.



Bolivia - Suecia


imagen:


Alfredo Guttero


Georgelina, 1915
Óleo sobre tela
100 x 80
Colección Zurbarán, Buenos Aires
(de la muestra Alfredo Guttero, Un artista moderno en acción, Malba)


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comente esta nota