sábado, abril 11

Elena Caricati Pennella


OLGA OROZCO


El oro fino de los iniciados

está en tu nombre.

Escribiste con tus manos de sacerdotisa,

tus pies sacramentales,

con todo tu cuerpo

y la poesía te cubrió con su manto dual,

ferocidad y esplendor.

Un sendero cruciforme fue señal.

Nada puede alucinar más

que una constelación adversa.

Anduviste por ciénagas y terraplenes,

travesías por mares tenebrosos

pero construiste un mandala

de cuarzo y sal

para mantener el orden de los salmos.

Has dejado atrás los sótanos de niebla,

los cuervos retornaron a otros espacios,

no te persiguen las encrucijadas de la noche,

descansan los chacales y las profecías

entre las runas y las cartas del tarot.

Ahora los espíritus numinosos

que entre la vigilia y el sueño

jadeaban sobre tu rostro

se han reunido,

comparten tu delicado aposento

en la patria de los querubines

donde el lirio es eterno

y el agua de las vasijas

es transmutada en vino.

Ya no hay ausencias,

en lo invisible reina la totalidad.

La quinta estrella brilla sobre tus cabellos.

La cegadora luz resplandece

en tus ojos de esmeralda

como la tabula de Hermes.

Gran poeta,

en los anaqueles celestes

tus libros revelados se pueden leer

con los ojos del espíritu

como leen los muertos y los santos

la escritura de los ángeles.



(c) Elena Caricati Pennella

(Buenos Aires 1936 - José León Suárez,2009)

De su libro Liturgia del abismo (Munro, 2008)


(enviado por la Sociedad de Escritores de San Martín -SESAM)

Imagen: Alfredo Volpi, Vista de Itamhaém con mar al fondo (de la muestra en el Malba)











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