viernes, abril 17

Amado Storni


ALGUNOS POETAS



ALGUNOS poetas escriben

creyendo que su soledad es compartida.


Otros porque piensan que su voz

es la voz de los que sufren,

de los que no saben hablar o no pueden hacerlo.


Los más se atreven a escribir sobre el Amor

sin haber amado nunca.

Y empachan de pasión

esos amores que siempre soñaron

y que no tuvieron nunca.


Incluso los hay que se pierden en vocablos,

ridículos pleonasmos,

epítetos absurdos,

redundancias mil veces redundantes.

Y ensucian las palabras

derramando sin sentido sobre lo que ya tiene sentido.

¡Y nadie les entiende!.


Algunos son poetas de salón,

poetas sumergidos

en las aguas siempre gélidas del éxito,

del éxito que efímero les da

el haber ganado un premio.

Poetas que se bañan

en las vanidosas aguas

de ver sus escritos viajando en Internet:

versos olvidados descansando

en foros literarios que ya nadie visita.


Hay poetas que cuando el compromiso y la verdad

incansables llaman a sus puertas

acaban por mirar hacia otro lado.


Poetas que enmarcan la poesía

con títulos que decoran

las paredes blanquecinas de un despacho.


Poetas que se pierden

en noches siempre oscuras

esperando que una musa

con forma de bombilla

por fin les ilumine.

Y a oscuras... siguen esperando.


He leído versos aburridos,

poemas que despliegan horizontes,

que tropiezan

y acaban desplomándose en el suelo.





Y mientras mis poemas,

perfumados muchas veces de espejismos

y otras tantas de ilusiones,

esperan en silencio

que el tiempo los rescate

de ese olvido tantas veces olvidado,

que huérfanos de sueños

alguien los adopte como suyos.


Versos incompletos,

dislocados,

repartidos,

versos infectados de esperanza,

preñados de futuros,

insomnes de pasiones,

compartidos,

inmortales,

para siempre.


Pero Bécquer solo hay uno.


(c) Amado Storni


imagen: Rómulo Maccio, Puente, (de la muestra en el Museo Nacional de Bellas Artes- Buenos Aires)

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